En estos días se cumplen 35 años desde que los dirigentes del PCE decidieron registrar los estatutos del partido y el partido fue legalizado un 9 de abril, sábado santo, para presentarse a las primeras elecciones legislativas convocadas en 1977 y a las sucesivas citas electorales.
En los años de la dictadura, el Partido Comunista de España fue la principal fuerza política organizada de oposición. En esos duros años nosotros, los comunistas, conquistamos la libertad en beneficio de nuestro pueblo, con la sangre de cientos de camaradas.
El PCE quizás no hubiera sido legalizado y la democracia representativa no hubiera podido existir sin la contribución de estos valientes luchadores por la libertad, ellos y ellas fueron los protagonistas y nuestro recuerdo en el 35 aniversario de la legalización del PCE, debe ser para todas estas personas que desde la base lucharon sin esperar nada a cambio.
La indiscutible hegemonía del PCE en la lucha por las libertades fue mérito del trabajo político y del sacrificio personal de miles de militantes comunistas. El Partido Comunista aglutinó en esa época a todos los que querían luchar contra la dictadura, a los militantes antifranquistas que durante cuarenta años lucharon contra la dictadura, a aquellos y aquellas comunistas que sufrieron torturas, años de cárcel, persecución, por organizarse en la clandestinidad para recuperar las libertades.
La estrategia del PCE para derrotar a la dictadura por la vía armada impulsando la lucha guerrillera, el maquis, fracaso absolutamente y terminó con la muerte de muchos militantes comunistas y una dura represión sobre la población civil de las zonas en las que actuaban las guerrillas ¿Cómo consiguió entonces el PCE convertirse en el referente de la oposición al franquismo para las clases populares?
El Partido Comunista contribuyó decisivamente al desarrollo del movimiento obrero, aprovechando los pocos resquicios legales que el sistema franquista permitía, participando clandestinamente en los sindicatos verticales y en todas las organizaciones de masas que en ese momento existían. El PCE impulsó como apuesta estratégica las Comisiones Obreras, en las elecciones sindicales son elegidos numerosos obreros comunistas, que organizaron huelgas, manifestaciones y protestas en fábricas.
Estas luchas se extendieron a la universidad, que fueron intervenidas por fuerzas policiales y fueron cerradas durante algunos periodos. Las protestas estudiantiles son reprimidas y muchos estudiantes son detenidos y torturados por la policía. Las numerosas asociaciones de vecinos creadas por comunistas se organizan y plantean sus reivindicaciones al régimen, e incluso una parte de la iglesia colabora prestando sus locales para reuniones clandestinas.
El Partido Comunista de España se convierte de esta forma en el protagonista indiscutible de la oposición antifranquista y pone contra las cuerdas a un régimen con un anciano dictador que se sentía agonizante y no podía resistirse a morir sino matando. El régimen como respuesta a esta lucha inicia una escalaba brutal de la represión y para asegurar el futuro de la dictadura nombran en 1969 a Juan Carlos de Borbón como sucesor del general Franco en la jefatura del Estado, este se convierte en dictador cuando en 1975 muere el general.
Entre el año 1969 en que la dictadura restaura la monarquía y el año 1977 en que se legaliza el Partido Comunista de España, se produce un ciclo de luchas de todos estos movimientos bajo la dirección del partido en unas condiciones muy difíciles de persecución y represión, los comunistas encabezaban las luchas obreras, el movimiento estudiantil y las movilizaciones vecinales.
En 1969 es detenido Enrique Ruano al que habían visto repartir en la calle propaganda de Comisiones Obreras, según la versión oficial se arrojó desde un séptimo piso. Los policías, hoy comisarios, no fueron juzgados por asesinado hasta 1997, le pegaron un tiro y luego lo tiraron por la ventana, y fueron absueltos por el tribunal supremo.
En julio de 1970, mueren por disparos de la policía los albañiles Antonio Huertas Remigio, Cristóbal Ibáñez y Manuel Sánchez Mesa durante una manifestación organizada por Comisiones Obreras. Ese mismo mes el gobierno militariza el metro de Madrid tras el éxito de los huelguistas. En septiembre la huelga de la construcción en Madrid también es un éxito.
El hecho histórico más relevante del momento fue el proceso de Burgos, en diciembre de 1970, en el que fueron condenados a muerte y luego conmutada la pena de varios militantes de ETA. El obrero metalúrgico Roberto Pérez Jáuregui muere en los días posteriores por disparos de la policía en el curso de una manifestación de protesta contra el proceso de Burgos.
En septiembre de 1971 es asesinado Pedro Patiño, por disparos de la Guardia Civil mientras repartía octavillas de Comisiones Obreras convocando una huelga de la construcción. En octubre de 1971 durante la huelga de la SEAT organizada por Comisiones Obreras, la policía ocupa la fabrica y dispara sobre los trabajadores, matando a Antonio Ruiz Villalba. El 10 de marzo de 1972 en la huelga de los trabajadores de Bazán, en el Ferrol, son asesinados por la Policía los trabajadores Amador Rey y Daniel Niebla.
En esos años se procedió a la detención y ejecución de numerosos líderes sindicales, el colofón a esta actividad represora es la detención de la cúpula de Comisiones Obreras en una reunión clandestina en junio en 1972, que dio lugar al Proceso 1001, y la posterior condena en diciembre de 1973 a largas penas de cárcel.
Los asesinatos de obreros continúan; en abril de 1973 la Guardia Civil ametralla una manifestación de dos mil obreros, matando de una ráfaga a Manuel Fernández Márquez, militante del PSUC y de Comisiones Obreras, en la puerta de la central térmica de Sant Adrià de Besòs. En septiembre, Cipriano Martos, obrero de la construcción, es asesinado mediante la tortura por la Guardia Civil en Reus, fue obligado a beber el contenido de un cóctel molotov. En octubre, durante un reparto de octavillas en la fábrica de CASA en Madrid, es asesinado a tiros por la policía el obrero Victoriano Diego Gómez.
En agosto de 1974 asesinado por la Guardia Civil en Carmona, Miguel Roldán Zafra, en una manifestación de vecinos del pueblo que pedía agua. En enero de 1975 es asesinado por un guardia civil Víctor Manuel Pérez Elexpe, cuando estaba repartiendo octavillas de apoyo a la huelga general en Navarra, recibió cinco disparos a quemarropa y por la espalda. El 27 de septiembre de 1975, tuvo un gran impacto el fusilamiento tras un consejo de guerra de cinco militantes de ETA y FRAP. En noviembre de 1975 Juan Carlos de Borbón asume la jefatura del estado y se convierte en dictador cuando desaparece Franco. Tras la muerte del general se recrudece la represión, los militantes comunistas continúan con su trabajo de agitación.
En los meses posteriores decenas de obreros y militantes antifranquistas son heridos y asesinados por la policía y la extrema derecha. La lista es interminable; en febrero de 1976 durante una manifestación a favor de los trabajadores del calzado en Elda, Teófilo del Valle es muerto a tiros por la policía. El 3 de marzo la policía mata en Vitoria a 5 trabajadores, Francisco Aznar Clemente, Pedro María Martínez Ocio, Romualdo Barroso Chaparro, José Luis Castillo García y Bienvenido Perea, y hiere a más de cien. En agosto el estudiante de 19 años Francisco Javier Verdejo Lucas, muere en Almería por disparos de la Guardia Civil mientras hace una pintada:"Pan, trabajo y libertad".
En septiembre el estudiante comunista, Bartolomé García Lorenzo, muere en La Laguna acribillado a tiros por agentes de la policía. Ese mismo mes es asesinado Carlos González Martínez, estudiante de 21 años, durante una manifestación. En noviembre es asesinado de dos balazos por un guardia civil José Javier Nuin, estudiante de 19 años. En diciembre Ángel Almazán Luna es apaleado en una manifestación a favor de la abstención en el referéndum de la Ley para la Reforma Política y muere por la paliza. En enero de 1977 muere José Vicente Casabany durante una manifestación, también muere Juan Manuel Iglesias, de 16 años, al huir de una carga policial y Arturo Ruiz es asesinado por la "Triple A", ambos en manifestaciones pro amnistía.
El 24 de enero de 1977 nueve abogados laboralistas de Comisiones Obreras, militantes del PCE, fueron ametrallados por un grupo de ultra derecha. Cinco resultaron muertos: Rodríguez Leal, Luis Javier Benavides, Enrique Valdevira, Serafín Holgado y Francisco Javier Sauquillo. Ese mismo día, en una manifestación de protesta por el asesinato de Arturo Ruiz, la policía mata con un bote de humo a Mª Luz Nájera y muere en Cartagena Pancho Egea, trabajador de la construcción, durante una manifestación conjunta de obreros de la construcción y del metal. En marzo muere José Luis Aristizabal Lasa, estudiante de 20 años, durante una manifestación pro amnistía, también muere Ángel Valentín Pérez, obrero de la construcción de 24 años, apuñalado por elementos de ultra derecha durante una manifestación.
Los comunistas estuvimos excluidos de los planes para democracia representativa que se preparaba como pacto entre las elites políticas, sin proceso constituyente participativo, pero estos hechos hicieron imposible la exclusión del Partido Comunista. Aunque la mayoría de los políticos de la dictadura se opusieran, cuando los dirigentes del PCE decidieron registrar los estatutos del partido, el 9 de abril de 1977 se procede a la legalización del Partido Comunista de España.
En los días posteriores las celebraciones fueron abundantes, aunque contenidas, los militantes recibieron la orden de presentarse a sus compañeros en los centros de trabajo, hecho que se vivió con emoción. Había que decir: “soy del Partido Comunista”. En algunas empresas con un numero importante de trabajadores, este fue un hecho impresionante, pues uno tras otro los obreros se levantaban y públicamente decían a sus compañeros que ellos eran del partido.
Más tarde, en diciembre, se aprueba la ley de amnistía y las cárceles repletas de presos políticos se vacían, esto supone cierto respiro pero continúa la represión y muchos más camaradas mueren en los años posteriores, como: Manuel García Caparrós, militante del Comisiones obreras y el PCE, en diciembre de 1977 en una manifestación por la autonomía de Andalucía; Javier Fernández Quesada, estudiante comunista de 22 años, que muere ese mes en Tenerife por disparos de la policía; Francisco Rodríguez Ledesma, obrero sevillano asesinado en una manifestación de trabajadores; Elvira Parcero Rodríguez, de 22 años, asesinada en una manifestación de los trabajadores de la empresa Ascón; José Luis Escribano, militante de Comisiones Obreras, es asesinado en Soria por cuatro disparos de un policía en el transcurso de una discusión; Manuel Medina Ayala, militante del PCE, apuñalado por un grupo ultraderechista durante un acto en solidaridad con el pueblo chileno; Andrés García, joven comunista asesinado por miembros del Frente de Juventud; y muchos otros luchadores y luchadoras por la libertad.
Los camaradas asesinados después del 6 de octubre del 1977 no son reconocidos como victimas por las leyes, ni han percibido ayuda alguna. Estas matanzas y asesinatos permanecen impunes, la conculcación de derechos sigue vigente, y los máximos responsables no han sido juzgados y están presentes en la vida política, desde Juan Carlos de Borbón, jefe del estado y del ejército, o Rodolfo Martín Villa, ministros de Gobernación en esos años. Tampoco ha sido reconocida ni se ha juzgado a Manuel Fraga Iribarne, recientemente fallecido, por estos actos.
En el 35 aniversario de la legalización del PCE es necesario reconocer el trabajo de los militantes comunistas, en especial de todas las victimas de la transición al igual que el del resto de represaliados por el régimen franquista, trabajadores que perdieron su vida y sufrieron agresiones luchando por la libertad, que a lo largo de estos 35 años siempre han defendido la justicia social, la república federal y solidaria, y a los pueblos que en mundo luchan contra el imperialismo.
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