Cuando en 1947 fueron publicadas las Lettere dal carcere de Antonio Gramsci provocaron una profunda impresión en toda la cultura italiana. Se trataba de una de las obras maestras de la literatura italiana del siglo, pero este no era el único motivo pues Benedetto Croce escribió que el libro pertenecía a alguien opositor pero a quien respetaba porque "tuvo alta dignidad de hombre y aceptó peligros, persecuciones, sufrimientos y muerte por un ideal.", y agregó "Gramsci con fortaleza, serenidad y simplicidad como hombre de pensamiento fue uno de los nuestros, de aquellos que en los primeros decenios del siglo formaron una mente filosófica e histórica adecuada a los problemas del presente, entre los que me encontré como anciano".
Croce justamente declaraba de haber encontrado en las Lettere dal carcere los frutos mejores de aquellos decenios tan ampliamente plasmados por su enseñanza "el renovado concepto de la filosofía en su tradición especulativa y dialéctica y no ya positivista y clasificatoria, la amplia visión de la historia, la unión de la erudición con el filosofar, el sentido vivísimo de la poesía y del arte en su carácter original y con ello el camino abierto a reconocer en su positivismo y autonomía todas las categorías ideales."El reconocimiento de Croce ponía en relieve la originalidad y complejidad del marxismo de Gramsci".
De las líneas esquemáticas de la biografía de Gramsci surge la unidad fundamental entre su vida y su obra con un compromiso ideológico político enérgicamente revolucionario, socialista primero, y luego comunista. Es esta la nota fundamental de la personalidad gramsciana así como toda su existencia dirigida a la realización de un concreto y bien definido ideal político y social asumido como misión. Sus escritos inclusive los literarios, son una dilucidación y una sistematización teórico práctica de aquel ideal.
Unidad de pensamiento y acción que ofrece otra imagen del intelectual, aquella del "intelectual orgánico" constructor y organizador, antítesis de la clásica imagen del intelectual italiano y humanista.: "el gran intelectual debe zambullirse en la vida práctica, convertirse en un organizador de los aspectos prácticos de la cultura si quiere continuar dirigiendo, debe democratizarse, ser más actual; el hombre del Renacimiento ya no es posible en el mundo moderno cuando en la historia participan activa y directamente masas humanas siempre más diferentes".
En la formación y madurez de Gramsci contribuyeron tres experiencias fundamentales que fueron aquellas del conocimiento juvenil de la realidad humana y social de Cerdeña donde naciera en 1891 y donde permaneció hasta los 20 años, luego el acercamiento al mundo universitario y obrero de Turín, y por último el largo y doloroso encarcelamiento que concluyó con su vida en 1937. Después del ascenso al poder de Mussolini, Gramsci forja entonces claramente la idea de la formación del Partido Comunista, tan clara que fue el mismo Mussolini quien ordenara que lo encerraran pues no quería volver a escuchar su voz. Fue encarcelado en el 1926 y salió para morir en 1937, vencida ya toda su resistencia física .
En la cárcel escribió las Lettere dal carcere y Quaderni dal carcere con un estilo sobrio, esencial con un constante y ardiente amor por la verdad armado con la ironía y el sarcasmo, imponiendo podemos decir sin posibilidad de error un estilo que modificó el estilo de la lengua italiana anterior. Podemos insistir que las Lettere dal carcere además de la problemática presentada en Quaderni repropuestas de manera distinta y más laxa, conllevan acentos conmovidos y enternecidos al dirigirse al mundo familiar y doméstico en las líneas dedicadas a sus hijos a quienes de manera sutil trata de educar, de darles sentido de honor, y que se han convertido en modelo en el mundo literario italiano.
Páginas de abandono confidencial y afectuoso en las que el ambiente sardo es revocado con tonos nostálgicos. Le Lettere son un documento del largo período que Gramsci pasó en el encierro carcelario, y testimonio de un ininterrumpido diálogo con parientes, familiares, amigos, conocidos, además de un itinerario de sus intereses políticos y culturales. Asume en estas cartas actitud valiente y digna aceptando la desventura que lo golpeaba, la injusticia pues como diputado hubiera debido ser considerada su inmunidad parlamentaria. Aparecen allí una innegable serenidad, firmeza, tranquilidad interior y de ética: " no creas que mi serenidad haya disminuido. He envejecido, tengo muchos cabellos blancos, he perdido los dientes, no río más como lo hacía una vez pero creo que me he vuelto más sabio y he enriquecido mi experiencia de los hombres y de las cosas.
Por otra parte no he perdido el gusto por la vida "El epistolario de Gramsci es evidentemente una forma de mantenerse en contacto con el mundo y con su mundo afectivo, una toma de conciencia, una forma autobiográfica de mostrar su formación en el clima intelectual del renacimiento del idealismo italiano, organizado por Croce y por Gentile, y que en ese clima absorbió numerosas ideas y fermentos.
En un célebre artículo escrito en 1918 comentando los sucesos revolucionarios en Rusia, el joven Gramsci afirmaba que la revolución de los bolcheviques estaba materializada más por ideologías que por hechos, agregando que "ésta era una Revolución contra El Capital de Marx" Señalaba así que los bolcheviques habían roto el esquema del marxismo ortodoxo según el cual una revolución socialista no era posible en un país atrasado privado de aquel desarrollo capitalista que habría creado las condiciones aptas para el Socialismo rompiendo el esquema del marxismo ortodoxo y rompiendo lanzas contra los bolcheviques, afirmaba que habían renegado de algunas afirmaciones de El Capital pero reconocía asimismo que no habían renegado del pensamiento vivificador. Agregaba luego que Lenin y sus compañeros "vivían el pensamiento marxista, aquel que no muere jamás, que es la continuación del pensamiento idealista italiano y alemán, y que en Marx estaba contaminado de incrustaciones positivistas y naturalísticas."
Gramsci ubicaba como máximo factor de la historia no los hechos económicos sino a los hombres que desarrollan una voluntad social colectiva, que comprende los hechos económicos y los adecuan a su voluntad hasta que ésta se vuelve el motor de la economía, que plasma la realidad objetiva.
Esta concepción en la que la voluntad colectiva, el proyecto político y la cultura dependiente de éste se volvían los elementos primarios y decisivos, encontraría una formulación madura, amplia y articulada en los Quarderni dal carcere. El concepto central, la llave decisiva del marxismo de Gramsci es "la sociedad civil" la cual como ha revelado Bobbio, comprende no ya todo el complejo de las relaciones materiales como ocurría con Marx, sino todo el complejo de las relaciones ideológico culturales, no ya todo el complejo de la vida comercial e industrial sino todo el complejo de la vida espiritual e intelectual. Lo que más interesa a Gramsci es precisar la posición de los intelectuales respecto a las otras fuerzas sociales, su rol en la política y el Estado, entender qué características debería tener este nuevo tipo de intelectual que debiera ser orgánico con el proletariado. Es importante remarcar que para Gramsci el concepto de intelectual comprende a quienes cumplen cargos directivos, organizativos y educativos.
La sociedad civil así entendida se convierte para Gramsci en el momento primario y subordinante respecto al cual la estructura económica es el momento secundario y subordinado. La relación estructura-sobrestructura como había sido formulado por el marxismo clásico, permitió a Gramsci desarrollar en toda su amplitud el concepto de "hegemonía".
Para el pensador sardo en efecto, en los países occidentales desarrollados y por lo tanto complejamente articulados, la clase obrera y su partido político no podían limitarse al ejercicio del dominio marxística y leniniscamente entendido, sino que debían conquistar y conservar ese dominio sólo si eran capaces de ejercitar la propia hegemonía en la sociedad civil, es decir si eran capaces de elaborar una nueva cultura, una gran reforma intelectual y moral como para plasmar toda la sociedad.
Es evidente en esta concepción el notable esfuerzo cumplido por Gramsci para elaborar una estrategia revolucionaria basada sobre el consenso y no simplemente sobre la fuerza y sobre la coerción. Los instrumentos teóricos usados para actuarlos hacen de Gramsci el pensador marxista más agudo y más interesante de nuestro siglo. Sin embargo nos equivocaríamos si se quisiera ver en su concepción "expansiva" y complejamente articulada del poder político una especie de pluralismo, o de "desviación" liberal democrática respecto al marxismo-leninismo.
Volver a visitar a Gramsci como lo hiciera Pier Paolo Pasolini en su poema Ceneri di Gramsci para mantener un diálogo con él, consigo mismo y con Italia en el cementerio de los protestantes donde está enterrado, y hablar contra la pérdida de memoria, releer su despiadada historia personal, meditar sobre la prolongación de los tiempos sin luz, marca la existencia de seres que como él llevaron más allá de los dolores y preocupaciones personales su ideales adelante, a pesar de la vida. Como Pasolini lo describiera en el poema:
"Tu joven en aquel mayo en que el horror
era aún vida, en aquel mayo italiano
que a la vida agregaba al menos ardor
... delineabas el ideal que ilumina este silencio".
La expansión de los hechos políticos y sociales produjo en el mundo un nuevo tipo de escritor a mitad de camino entre la militancia y la escritura; en éstas de Pasolini el lenguaje de lugar privilegiado tiende a devenir signo autosuficiente de compromiso. Esto creo sean estas ilustres Cenizas de Gramsci.
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