Pocas personas pueden presumir de la entereza y honradez de Julio Anguita. Maestro de escuela por devoción y como no, por vocación, que eligió servir también a su país, España, desde otra profesión: la de político. Estamos seguros que su auténtica pasión fue la de educador, tal vez una de las profesiones más enriquecedoras que conocemos, y que debería tener aún más consideración por parte de la sociedad. Fiel a sus principios y pudiendo tener una jubilación como parlamentario, renunció a ésta en favor de tener una jubilación como maestro de escuela.
Tu ejemplo, Anguita, tiene que ser recordado día sí y día también para que tome cuenta de ello la sociedad. Lo hiciste porque tú si que te ganaste tres cosas en tu vida: aprobar una oposición del Estado, ejercer una profesión dignísima como es la de educador de niños y jóvenes y jubilarte con la pensión de un trabajador más. También porque, como muchas veces dijiste, has hecho realidad eso de que "no hay que proteger el puesto de trabajo, sino al trabajador".
No te imagino increpado por “los indignados” del movimiento 15-M. Es lo que tienes, Julio, que “los indignados” te consideramos uno de los nuestros. Es una auténtica pena pero algunos deberían darse cuenta, que del desprecio a la clase política no se libra, ni siquiera Izquierda Unida, ni muchos de sus dirigentes. También recuerdo una frase de Julio Anguita: “en este país hay una clase política pero yo no pertenezco a ella. Yo soy otra clase de político”.
¿De qué izquierdas es el PSOE?, de la más corrupta e ineficaz administración que ha ejercido el rodillo durante veinticinco años. Se ha discutido mucho sobre esto en los últimos tiempos al calor del movimiento del 15M. Las razones de fondo no son demasiado complejas: una fuerza consistente de la izquierda alternativa haría inviable cualquier gobierno del PSOE si este no girara realmente hacia la izquierda. En este caso, habría algo más que simple alternancia y se podría poner en peligro el control de los poderes reales. Como hoy sabemos, este fue un elemento central de aquellos que diseñaron el marco institucional de la transición y, específicamente, el sistema electoral vigente. Lo que hacen los medios de comunicación es afianzar este tipo de organización del poder político e impedir el surgimiento de una fuerza alternativa. Se busca una IU complementaria al PSOE que le ayude a gobernar y lo legitime por la izquierda.
Se dirá que una parte del electorado del PSOE es de izquierdas y se considera de izquierdas, y que esto hay que tenerlo en cuenta en la acción política. No deja de ser verdad. La IU de Anguita intentó superar esta dificultad (un partido al que votan gentes de izquierda pero que hace políticas neoliberales) con la idea de programa, es decir, concretar en positivo un conjunto de medidas reformistas, que el PSOE sistemáticamente rechazaba, buscando alianzas siempre a su derecha. Lo que pasó después es conocido: la demolición por Prisa de la figura de Julio Anguita, la ruptura planificada de IU y los sucesivos retrocesos electorales.
Al parecer, hoy estaríamos de nuevo ante la misma trampa, pero los que piensan así, creo que se equivocan. Después del 15M nada será igual y este “movimiento de los movimientos” está dando pistas muy consistentes para lo que podríamos llamar una “pedagogía de masas”. El problema no es solo la clase política con “su derecha y su izquierda”; el problema real es la subordinación del PP y del PSOE a la oligarquía financiera e inmobiliaria. El bipartidismo es el medio para que manden los poderosos y ambas fuerzas políticas están interesadas en perpetuarlo. Se trata de salir del debate trillado de los medios y crear una “agenda democrática y ciudadana” que ponga en su centro el dominio los “poderes salvajes”, su control de los medios de comunicación y la subordinación de la clase política (PP-PSOE) a ellos.
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