29 de octubre de 2012

Organizar, agitar, educar, debe ser nuestro grito de guerra

Organizar, agitar, educar, debe ser nuestro grito de guerra.
Susan B. Anthony 




Desde hace ya muchos años, la Acción Directa Noviolenta, nombrada como tal o no, es una herramienta fundamental de no pocos colectivos y movimientos sociales: antimilitaristas, okupas, ecologistas, de apoyo con las personas presas, de solidaridad con inmigrantes, sindicalistas, anticapitalistas globales... Sentadas, bloqueos, encadenamientos, escudos humanos, huelgas de hambre, teatro de calle, la afirmación irónica y subversiva, collage y montaje tergiversador o reinterpretativo, arte político, contrainformación autogestionada, el sabotaje simbólico o «no tan simbólico», la fiesta callejera, pastelazos... todo eso seguro que te suena. Eso son acciones directas noviolentas, mil y una iniciativas incruentas y directas, es decir, sin intermediarios que decidan por ti o gobiernen tu acción y que socaven la normalidad y la pretendida naturalidad del orden injusto imperante.

Nos mueve resolver dudas y aclarar malentendidos sobre cosas como la desobediencia civil y la acción noviolenta. Pero eso sí: dado que cada un@ de nosotr@s proviene de experiencias, necesidades, tradiciones y culturas políticas bien diferentes, nos parece imprescindible que nuestras aparentes diferencias de procedencia no se conviertan en impedimentos para nuestra acción colectiva y que el taller sirva aún más para crecer el interés y la confianza que movimientos contestatarios o antagonistas de muy diferente orígen y campo de actuación están sintiendo hacia la noviolencia.

De la convivencia con otras personas y movimientos se puede obtener un aprendizaje mútuo superior para vivir política y colectivamente de otro modo. Que aún más gentes y organizaciones desobedezcamos a esa tradición política que pretende cambiar el mundo con las mismas armas criminales del sistema que lo destruye, que impide nuestra transformación individual como primer paso para la transformación colectiva.

Con la absoluta seguridad de que podrán cortar las flores pero no acabarán con nuestra primavera os invitamos a vivir la revolución noviolenta, os llamamos a actuar de raíz y en línea directa por y para una transformación social y radical.





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