"Las 13 Rosas" ya no son Rojas
Hay muchas maneras de reescribir la Historia. La película de las "Trece Rosas"
es una de ellas. Despojar de su dignidad, sus principios y su ideología
a esas trece mujeres asesinadas por los franquistas en aras de llenar
las salas de cine (esto no lo han conseguido) o de ayudar a
"vender" una floja Ley de Memoria Histórica es lo que se ha hecho con
esta película.
Ya lo presagiaban las críticas, pero cualquiera que conozca medianamente la historia y la lucha de las "Trece Rosas Rojas", a las que incluso se les ha despojado del calificativo de "Rojas"
para la ocasión, no podrá hacer otra cosa que indignarse y estremecerse
en la butaca con lo que está viendo. Trece alegres muchachas, cantando y
bailando con sus trajes de domingo en la cárcel de Ventas, como si la
tortura y el hambre no fuera con ellas. Trece jóvenes desideologizadas,
enamorándose de fascistas y enamorando a Carmen Castro, la cruel
carcelera fascista reconvertida en una sensible funcionaria. Trece
luchadoras comunistas transformadas en trece ñoñas e inocentonas
chiquillas, renegando del Partido Comunista y rodeadas de fascistas
convertidos en buena gente a los que les ha tocado vivir una época
cruel.
Algo tendrían que decir quienes hoy aún abanderan las ideas por
las que murieron Virtudes, Julia, Adelina, Blanca, Dionisia, Victoria,
Ana, Elena, Martina, Pilar, Carmen, Joaquina y Luisa, y que desde luego
no son las de quienes hoy intentan arañar votos a su costa.
En la película, el fusilamiento de las jóvenes comunistas por
los militares fascistas no es el momento de la lágrima. La lágrima
contenida viene después, con la rabia de descubrir como han reescrito
sus vidas.
6 de agosto de 2012
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