Ayer, 5 de agosto de 2012, se recordó el aniversario del asesinato de
Estado de Ana López Gallego, Victoria Muñoz García, Martina Barroso
García, Virtudes González García, Luisa Rodríguez de la Fuente , Elena
Gil Olaya, Dionisia Manzanero Sala, Joaquina López Laffite, Carmen
Barrero Aguado, Pilar Bueno Ibáñez, Blanca Brisac Vázquez, Adelina
García Casillas y Julia Conesa Conesa, conocidas como las 13 rosas rojas,
varias de ellas menores de edad, y de otros 43 miembros más de las
Juventudes Socialistas Unificadas.
Las Trece Rosas
Carmen
Barrero Aguado (20 años, modista). Trabajaba desde los 12 años, tras la
muerte de su padre, para ayudar a mantener a su familia, que contaba con
8 hermanos más, 4 menores que ella. Militante del PCE, tras la guerra,
fue la responsable femenina del partido en Madrid. Fue detenida el 16 de
mayo de 1939.
Martina Barroso García (24 años, modista). Al
acabar la guerra empezó a participar en la organización de las JSU de
Chamartín. Iba al abandonado frente de la Ciudad Universitaria a buscar
armas y municiones (lo que estaba prohibido). Se conservan algunas de
las cartas originales que escribió a su novio y a su familia desde la
prisión.
Blanca Brisac Vázquez (29 años, pianista). La mayor de
las trece. Tenía un hijo. No tenía ninguna militancia política. Era
católica y votante de derechas. Fue detenida por relacionarse con un
músico perteneciente al Partido Comunista. Escribió una carta a su hijo
la madrugada del 5 de agosto de 1939, que le fue entregada por su
familia (todos de derechas) 16 años después. La carta aún se conserva.
Pilar
Bueno Ibáñez (27 años, modista). Al iniciarse la guerra se afilió al
PCE y trabajó como voluntaria en las casas-cuna (donde se recogía a
huérfanos y a hijos de milicianos que iban al frente). Fue nombrada
secretaria de organización del radio Norte. Al acabar la guerra se
encargó de la reorganización del PCE en ocho sectores de Madrid. Fue
detenida el 16 de mayo de 1939.
Julia Conesa Conesa (19 años,
modista). Nacida en Oviedo. Vivía en Madrid con su madre y sus dos
hermanas. Se afilió a las JSU por las instalaciones deportivas que
presentaban a finales de 1937 donde se ocupó de la monitorización de
estas. Pronto se empleó como cobradora de tranvías, ya que su familia
necesitaba dinero, y dejó el contacto con las JSU. Fue detenida en mayo
de 1939 siendo denunciada por un compañero de su "novio". La detuvieron
cosiendo en su casa.
Adelina García Casillas (19 años,
activista). Militante de las JSU. Hija de un guardia civil. Le mandaron
una carta a su casa afirmando que sólo querían hacerle un interrogatorio
ordinario. Se presentó de manera voluntaria, pero no regresó a su casa.
Ingresó en prisión el 18 de mayo de 1939.
Elena Gil Olaya (20
años, activista). Ingresó en las JSU en 1937. Al acabar la guerra
comenzó a trabajar en el grupo de Chamartín.
Virtudes González
García (18 años, modista). Amiga de María del Carmen Cuesta (15 años,
perteneciente a las JSU y superviviente de la prisión de Ventas). En
1936 se afilió a las JSU, donde conoció a Vicente Ollero, que terminó
siendo su novio. Fue detenida el 16 de mayo de 1939 denunciada por un
compañero suyo bajo tortura.
Ana López Gallego (21 años,
modista). Militante de las JSU. Fue secretaria del radio de Chamartín
durante la Guerra. Su novio, que también era comunista, le propuso irse a
Francia, pero ella decidió quedarse con sus tres hermanos menores en
Madrid. Fue detenida el 16 de mayo, pero no fue llevada a la cárcel de
Ventas hasta el 6 de junio. Se cuenta que no murió en la primera
descarga y que preguntó "¿Es que a mí no me matan?".
Joaquina
López Laffite (23 años, secretaria). En septiembre de 1936 se afilió a
las JSU. Se le encomendó la secretaría femenina del Comité Provincial
clandestino. Fue denunciada por Severino Rodríguez (número dos en las
JSU). La detuvieron el 18 de abril de 1939 en su casa, junto a sus
hermanos. La llevaron a un chalet. La acusaron de ser comunista, pero
ignoraban el cargo que ostentaba. Joaquina reconoció su militancia
durante la guerra, pero no la actual. No fue conducida a Ventas hasta el
3 de junio, a pesar de ser de las primeras detenidas.
Dionisia
Manzanero Salas (20 años, modista). Se afilió al Partido Comunista en
abril de 1938 después de que un obús matara a su hermana y a unos chicos
que jugaban en un descampado. Al acabar la guerra fue el enlace entre
los dirigentes comunistas en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.
Victoria
Muñoz García (18 años, activista). Se afilió con 15 años a las JSU.
Pertenecía al grupo de Chamartín. Era la hermana de Gregorio Muñoz,
responsable militar del grupo del sector de Chamartin de la Rosa. Llegó a
Ventas el 6 de junio de 1939.
Luisa Rodríguez de la Fuente (18
años, sastre). Entró en las JSU en 1937 sin ocupar ningún cargo. Le
propusieron crear un grupo, pero no había convencido aun a nadie más que
a su primo cuando la detuvieron. Reconoció su militancia durante la
guerra, pero no la actual. En abril la trasladaron a Ventas, siendo la
primera de las Trece Rosas en entrar en la prisión.
Como las
trece rosas otras más de 190.000 personas fueron sistemáticamente
asesinadas por el franquismo bajo el intento de enmascaramiento y
legitimación como juicios-farsa, o murieron en circunstancias aún no
esclarecidas en prisión como parte de la persecución de los defensores
de la República española. Y al igual que en el caso de los más de
150.000 desaparecidos de las fosas, y los miles de “niños perdidos”,
tanto ellos como sus familias continúan privados hoy, tras treinta años
de Estado constitucional, de sus derechos a la “verdad, justicia y
reparación”.
6 de agosto de 2012
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