La decisión de proponer a sus comités nacionales la huelga general para el 29 de marzo fue adoptada en la tarde del martes en un reunión de las cúpulas de CC OO y UGT celebrada en Madrid, según noticias procedentes de fuentes sindicales confederales. En la cita se analizaron los pros, los contras y otras opciones. A favor de retrasar la protesta al mes de mayo estaba el hecho de dar tiempo a las organizaciones sociales para que se sumaran a la misma y a las propias centrales para extenderla. En contra, mantener el esfuerzo durante un tiempo tan dilatado y el elevado coste económico, agravado por el recorte del 20% en las subvenciones del Gobierno a las centrales y la caída de ingresos fruto de la crisis. El precio a pagar en esfuerzo y en dinero fue también la causa de que se rechazara una propuesta de marcha sobre Madrid de columnas de protesta desde toda España el fin de semana del 10-11 de marzo.
Finalmente los sindicatos optaron por movilizaciones en las principales ciudades para el día 11, en las que esperan tener al menos el mismo seguimiento que en las del domingo 19 de febrero.
Por el contrario, la opción del día 29 tiene a su favor el elevado nivel de sensibilización que la campaña sindical ha logrado hasta ahora entre sus seguidores y otras organizaciones de izquierda contra la reforma, y la repercusión social y respaldo que han tenido algunas protestas sociales, como la de los estudiantes de Valencia.
Los sindicatos se la juegan más que nunca con esta huelga general y su futuro estará ligado en alguna medida al éxito de la protesta. Desde hace meses vienen temiendo que la mayoría absoluta del PP no circunscriba sus cambios al mercado laboral.
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