Los procesos en los países árabes son irreversibles, ha señalado el sociólogo y politólogo francés Sami Naïr, quien ha destacado la fuerza de las revoluciones por ser una protesta del conjunto de las distintas capas sociales que piden un Estado de Derecho justo, integración social y dignidad, "por lo que se trata de revoluciones democráticas con contenido social".
No obstante, Naïr ha reconocido que todavía no existe suficiente perspectiva histórica para analizar estos movimientos, y ha resaltado las aspiraciones de apertura de unas sociedades donde más del 60 por ciento de la población tiene menos de 30 años y el trabajo, en lugar de encontrarse, se tiene que comprar por la extendida corrupción del sistema, lo que provocó que, por ejemplo en Túnez hubiera 200.000 diplomados en paro de los 380.000 que había en el país.
El académico e investigador egipcio Samir Amin, por su parte, subraya que las revueltas populares del mundo árabe son un movimiento que va a durar años. "Después de la caída de Ben Ali en Túnez y Hosni Mubarak en Egipto nada será como antes", ha señalado, porque no es un levantamiento con el único propósito de deshacerse de los dictadores, será una protesta muy larga, que pone en tela de juicio tanto el orden social y económico, incluyendo las manifiestas desigualdades sociales y en la distribución de los ingresos, en el orden internacional, y en el lugar de los países árabes en el orden económico mundial, es decir, de su adhesión al neoliberalismo.
Amin añade que es un movimiento que apunta a democratizar la sociedad, exigiendo justicia social y otras políticas económicas y medidas sociales alternativas. Este movimiento va a durar años, con, por supuesto, nuevas rebeliones populares que sufrirán avances y retrocesos, ya que no se resolverá en semanas o meses.
Ambos analistas comparten la idea de que el movimiento se extenderá a otros países como Argelia o Marruecos porque se trata de un proceso revolucionario comparable al que vivió Iberoamérica en las décadas de los ochenta y noventa, para despojarse de sus dictaduras y de los férreos regímenes políticos corruptos y oligárquicos.
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