29 de marzo de 2012

Huelga General en España: 176 detenciones y 104 los heridos

Huelga general en España: la policía detiene el avance de manifestantes en Barcelona. Foto: Manu Fernández, AP

Huelga general en España: la policía detiene el avance de manifestantes en Barcelona. Foto: Manu Fernández, AP

La policía española han detenido a 176 personas durante la huelga general contra la reforma laboral que se celebra hoy, en una jornada en la que se han contabilizado 104 heridos, 58 de ellos policías, según una fuente oficial.

La primera huelga general de 24 horas convocada por la Unión General de Trabajadores (UGT) y la Confederación Sindical de Comisiones Obreras (CCOO) contra el gobierno de Mariano Rajoy por la reforma laboral tuvo un gran acatamiento en el sector industrial, especialmente en las fábricas automotrices y en los transportes, de acuerdo con los primeros trascendidos.

Con el espaldarazo por la alta adhesión a la huelga, las dos centrales sindicales le dieron plazo hasta el 1 de Mayo a Rajoy para negociar modificaciones en la reforma o advirtieron que aumentarán las medidas de fuerza.

Tras la sanción de la reforma laboral, exigida por la Uniòn Europa (UE), el gobierno prometió que a medio plazo facilitará las contrataciones y reducirá el abultado desempleo en España, que afecta actualmente a unos 5,3 millones de personas, el 22,9 por ciento de la población activa, la cifra más alta en la Unión Europea.

En Barcelona, un manifestante pinta en la pared una de las consignas de la Huelga General.  Foto: Emilio Morenatti/ AP

En Barcelona, un manifestante pinta en la pared una de las consignas de la Huelga General. Foto: Emilio Morenatti/ AP

Sin embargo, los sindicatos prevén una destrucción aún mayor de puestos de trabajo y rechazan rotundamente lo que consideran un “brutal” ataque a los derechos de los trabajadores. El gobierno ha asegurado insistentemente que, pese a la huelga general, no va a negociar con los sindicatos ningún cambio en su reforma laboral, todavía pendiente de ratificación parlamentaria.

Respecto de la medida de fuerza, el secretario general de UGT, Cándido Méndez, aseguró que la participación global es “muy alta”. Alrededor de un tercio de los servicios normales de trenes, metro y autobuses están en marcha, mientras que en los aeropuertos estaban programadas 1.675 de las 3.424 llegadas y salidas previstas. De los canales de televisión nacionales, solo Telemadrid suspendió todas sus emisiones. En la capital española, la mayoría de los comercios y restaurantes abrieron sus puertas. El sindicato CCOO cifró la adhesión al paro en un 85 por ciento.

Niño llorando, imagen brutal de la represión franquista en Barcelona. Foto divulgada por Twitter, de David Ramos.

Niño llorando, imagen brutal de la represión franquista en Barcelona. Foto divulgada por Twitter, de David Ramos/ Getty Images.

La policía utilizó pelotas de goma y botes de humo en Barcelona para hacer frente a grupos de jóvenes que incendiaron contenedores y dañaron mobiliario urbano y comercios, al margen de la masiva manifestación -800.000 personas según los sindicatos, 80.000 según la policía- que recorrió el centro de la ciudad catalana.

“Esto responde a minorías que aprovechan este tipo de manifestaciones para hacer barbaridades”, afirmó el portavoz del gobierno catalán, Francesc Homs, en rueda de prensa.

En Madrid, cientos de miles de personas -casi un millón, según los sindicatos- se manifestaron en un ambiente más festivo colapsando el centro de la capital española con pancartas en las que se leían lemas como “Sin pan, sin paz”, “Techo y trabajo, sin ser esclavo” o “El gobierno nos ataca”.

“Estamos viendo cómo están haciendo cada vez más recortes en educación, en sanidad, y nos preocupa. No queremos tener servicios públicos peores que los que han tenido nuestros padres”, dijo Ainoa Areitza, una estudiante de 17 años.

Concentraciones similares se repitieron en más de 100 ciudades de toda España como Valencia o Sevilla.

“Esta huelga ha sido un éxito democrático y social sin discusión”, aseguró Cándido Méndez, secretario general de UGT, uno de los dos grandes sindicatos españoles y convocante de la movilización junto con la otra central
mayoritaria, CCOO.

Méndez avanzó una participación media en la huelga del 77%, mientras que su homólogo de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, precisaba: “la incidencia es superior en los sectores industriales y algo menor en el ámbito de los servicios”.

“Nuestro fin es que el gobierno corrija en profundidad la reforma laboral”, insistió Méndez.

Consciente de que España vuelve a ser tema de preocupación para sus socios europeos, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, buscó dar una imagen de firmeza y aseguró que la “agenda reformista es imparable”.

“Las partes frontales de la reforma (laboral) no se van a cambiar porque entendemos que son las necesarias para volver a un crecimiento económico que se transforme cuanto antes en creación de empleo”, aseguró.

“El impacto de la huelga ha sido muy moderado”, dijo por su parte la directora general de Política Interior, Cristina Díaz.

Tras considerar que la jornada se desarrolló con “tranquilidad” precisó que hubo “58 agentes de la autoridad heridos, 46 civiles heridos y 176 detenidos” en choques en todo el país.

Los manifestantes protestan contra una reforma del mercado laboral, aprobada el pasado 11 de febrero por el gobierno de Mariano Rajoy con el fin de relanzar la creación de empleo, en un país con una tasa de paro récord del 22,85%, que castiga especialmente a los jóvenes de menos de 25 años (48,6%).

Los organizadores de la huelga consideran que la reforma sólo abarata el despido y aumentará la destrucción de empleo.

La movilización, la sexta desde el restablecimiento de las libertades sindicales en 1977, tiene lugar un día antes de que el gobierno apruebe el viernes los presupuestos generales para 2012, que se anuncian rigurosamente austeros, y serán mirados con lupa por los ministros de Finanzas del Eurogrupo reunidos al mismo tiempo en Copenhague.

27 de marzo de 2012

Mentiras contra la Huelga General

El Gobierno, el PP y la CEOE llevan semanas intentando convencer a los trabajadores de que la huelga general del día 29 contra la reforma laboral no solo no está justificada, sino que generará enormes pérdidas, perjudicará la creación de empleo y retrasará la salida de la crisis. Todo en un solo día.

Los argumentos que utilizan son refutables, pero han conseguido que calen en una parte importante de la población, que ha interiorizado la idea de que la esta reforma era inevitable para salir de la crisis. La crisis no la niega nadie, pero no es verdad que las medidas adoptadas sean las únicas que se podían tomar. Ese es el motivo de la huelga.

Quienes se oponen al paro, entre ellos muchos trabajadores, recurren a“ideas fuerza” para explicar su decisión. Sentencias que suenan muy solemnes, pero que son muy discutibles o directamente mentira.

1) La huelga es política y no se hace para defender a los trabajadores sino para atacar al Gobierno del PP. El adjetivo “política” se emplea en este caso de modo peyorativo, como un engaño que deslegitimara su convocatoria. Todas las huelgas generales son políticas, porque se hace contra decisiones también políticas que afectan a todos los ciudadanos, que tiene derecho a intervenir en los asuntos públicos no solo con su voto, sino también con su opinión, y la huelga es una expresión ella.

2) El país no está para huelgas. Las huelgas generales son el último recurso, una medida excepcional que se adopta cuando el Gobierno de turno aprueba medidas que recortan derechos y afectan a la calidad de servicios públicos esenciales, como la educación y la sanidad. Los paros generales no tienen sentido cuando hay un equilibrio entre los derechos de los trabajadores y los intereses de los empresarios, cuya consecuencia es la paz social.

3) La huelga perjudica la imagen de España en el exterior. De nuevo se acusa a los sindicatos y a los trabajadores de ser en última instancia los responsables de que suba la prima de riesgo o de que Unión Europea (UE) no crea en las medidas económicas aprobadas por el Gobierno. Si alguien ha perjudicado la imagen de nuestro país han sido las agencias de calificación y los especuladores financieros.

4) Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades es otra frase hecha que pretende atribuir a los trabajadores la responsabilidad última de la crisis y de los recortes que el Gobierno no ha tenido más remedio que hacer. La crisis es consecuencia de la codicia de la banca, que en la etapa del boom inmobiliario se empeñó hasta las cejas con dinero barato para conceder crédito a las constructoras y a los compradores, a éstos incluso con hipotecas superiores al valor de tasación de las viviendas, cuyo precio creció un 28% entre 1996 y 2000. Ganaron mucho dinero, pero mataron a la gallina de los huevos de oro.

La burbuja estalló, pero a quien menos ha afectado es a la banca, que nunca pierde. Para eso están las ayudas públicas y del Banco Central Europeo (BCE), que ponen dinero con el que las entidades financieras están saneando sus balances en lugar de dedicarlos al crédito para facilitar la actividad económica, auténtico motor del crecimiento y del empleo. Un dato: entre 1996 y 2000 los beneficios empresariales crecieron por encima del 30% y los salarios por debajo del 3%, y como los precios también subieron el poder adquisitivo se redujo un 4%. Los trabajadores tienen que sacrificarse cuando las empresas van mal, y también cuando van bien.

5) El mercado laboral es muy rígido (en beneficio de los trabajadores) y desincentiva la creación de empleo. También mentira. El Estatuto de los Trabajadores, que los empresarios califican de obsoleto, ha sufrido 52 reformas desde su aprobación en 1980. La reforma de 1984, por ejemplo, incentivo los contratos temporales (lo que los empresarios llaman flexibilidad del mercado de trabajo, que siempre les parece insuficiente), cuyos efectos aún sufrimos. En el periodo ya citado de 1996 a 2000, los años de la bonanza económica y los grandes beneficios, los contratos temporales eran ya 1 de cada 3 registrados, un 250% superior a la media europea. Con la actual reforma, más temporalidad.

6) No hago huelga porque la convocan CC.OO y UGT, dos sindicatos que no defienden ni a los trabajadores ni a los parados, sino sus propios intereses. Lo sustancial no es quien convoca, sino si la reforma laboral merece o no esta huelga general. Me pregunto si quienes culpan a las dos organizaciones sindicales mayoritarias de su decisión de no hacer huelga la harían si los convocantes hubiesen sido USO o la CGT, por ejemplo. Tampoco les he escuchado decir con qué organización sindical si habrían secundado la convocatoria. Estoy convencido de que con ninguna.

7) La huelga había que haberla hecho antes de que el Gobierno aprobara el decreto ley; ahora ya no vale para nada. Falso, porque en su tramitación parlamentaria los partidos presentarán enmiendas para intentar su modificación. El PP no va a ceder en lo sustancial porque su mayoría absoluta se lo permite, pero hay precedentes de que aún así las movilizaciones ciudadanas pueden forzar cambios. Le ocurrió a José María Aznar en 2002 con otro decreto-ley, el “decretazo”, que suponía una drástica reforma del despido y la prestación por desempleo. Entonces, como ahora, el PP tenía mayoría absoluta y prescindió del diálogo social y del trámite parlamentario previo. Los sindicatos convocaron una huelga general el 20 de junio que fue un éxito y obligó al Ejecutivo a retirarlo. Cinco años después, el Tribunal Constitucional (TC) declaró el decreto contrario a la Constitución.

8) No voy a la huelga porque me cuesta dinero. Obvio; si fueran gratis serían vacaciones. Se sacrifica un día de sueldo para intentar no perder derechos, como es, hablando de dinero, el abaratamiento del despido o el incremento del IRPF, que desde enero nos ha bajado el sueldo a todos.

9) Quiero ir a trabajar y no puedo. Muchos ciudadanos anteponen su derecho a acudir al trabajo al de quienes secundan los paros porque tienen, por ejemplo, dificultades para llegar a sus puestos. Las huelgas generales tienen como objetivo paralizar la actividad de un país, y su ejercicio incide por fuerza en el normal funcionamiento de los servicios públicos. Las huelgas generan siempre inconvenientes para quienes no las secundan, pero si esas personas tienen derecho a ir a trabajar, también el resto lo tiene a no hacerlo. Los servicios mínimos están pensados para equilibrar ambos derechos.

10) Los piquetes (pésimo sustantivo que se identifica siempre con violencia) no son otra cosa que un instrumento de presión para obligar a hacer huelga a quienes no quieren. Hay piquetes meramente informativos y otros que, efectivamente, recurren a la coacción. Tan cierto como que hay otros piquetes de los que nadie habla, los empresariales, mucho más discretos pero que atentan contra el derecho a la huelga. Lo hacen con amenazas encubiertas que estigmatizan a quienes deciden no ir al trabajo. Aquí radica el miedo de muchos trabajadores, sobre todo de pequeñas empresas, que estando de acuerdo con el paro deciden no secundarlo salvo, por ejemplo, que lo haga toda la plantilla. Diluyen una decisión personal en una colectiva para evitar represalias.

Posdata: Están ustedes en su derecho a hacer huelga o acudir a trabajar el próximo jueves. Están en su derecho. Quienes secunden el paro lo harán contra la reforma laboral, y quienes no la hagan porque están de acuerdo con ella, no creen que esté justificada o tienen miedo. No tienen que dar explicaciones en público, pero si lo hacen, que sea con argumentos más sólidos para no tener que recurrir a la mentira. Por cierto, #yohagohuelga


24 de marzo de 2012

El asesinato de monseñor Oscar Romero

Hoy es un dia muy especial para aquellos que luchamos por la justicia social porque hoy se cumplen 32 años de muerte de quien lucho por la injusticias, el jesuita monseñor Oscar Romero. Un dia como hoy, hace 32 años, fue asesinado el arzobispo de San Salvador, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, cuando celebraba misa en la catedral, por los escuadrones de la muerte financiados por la CIA y la derecha salvadoreña. La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) declaró, por consenso de sus miembros, que el 24 de marzo, día que se conmemora la muerte de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, sea reconocido como el Día Internacional por el Derecho a la Verdad, en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas.

Oscar Romero inició su carrera como párroco de gran actividad pastoral de base. En 1970 fue nombrado obispo auxiliar de El Salvador, y en 1974 obispo de Santiago de María. En esta sede comenzó a aproximarse a la difícil situación política de su país, donde desde hacía décadas gobernaba el Ejército. Se implicó de lleno en la cuestión una vez nombrado arzobispo de El Salvador en 1977. Sus reiteradas denuncias de la violencia militar y revolucionaria, que llegaba hasta el asesinato de sacerdotes, le dieron un importante prestigio internacional. Ello no impidió que, al día siguiente de pronunciar una homilía en que pedía a los soldados no matar, fuese asesinado a tiros en el altar de su catedral.

Estudió primero con los claretianos, y luego ingresó muy joven en el Seminario Menor de San Miguel, capital del departamento homónimo. De allí pasó en 1937 al Colegio Pío Latino Americano de Roma, donde se formó con los jesuitas. En Roma, aunque no llegó a licenciarse en Teología, se ordenó sacerdote en 1942.

El año siguiente, una vez vuelto a El Salvador, fue nombrado párroco del pequeño lugar de Anamorós (departamento de La Unión), y luego párroco de la iglesia de Santo Domingo y encargado de la iglesia de San Francisco (diócesis de San Miguel). En 1967 fue nombrado Secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES), estableciendo su despacho en el Seminario de San José de la Montaña que, dirigido por jesuitas, era sede de la CEDES. Tres años después fue ordenado obispo auxiliar de El Salvador.

De gran dedicación pastoral, promovió asociaciones y movimientos espirituales, predicaba todos los domingos en la catedral, y visitaba a los campesinos más pobres. Bien visto por ello entre los sacerdotes de su diócesis, se le reprochó cierta falta de organización y de individualismo. En 1975, el asesinato de varios campesinos (que regresaban de un acto religioso) por la Guardia Nacional le hizo atender por primera vez a la grave situación política del país.

Así, cuando el 8 de febrero de 1977 fue designado arzobispo de El Salvador, las sucesivas expulsiones y muertes de sacerdotes y laicos (especialmente la del sacerdote Rutilio Grande) lo convencieron de la inicuidad del gobierno militar del coronel Arturo Armando Molina. Monseñor Romero pidió al Presidente una investigación, excomulgó a los culpables, celebró una misa única el 20 de marzo (asistieron cien mil personas) y decidió no acudir a ninguna reunión con el Gobierno hasta que no se aclarase el asesinato (así lo hizo en la toma de posesión del presidente Carlos Humberto Romero del 2 de julio). Asimismo, promovió la creación del Comité Permanente para velar por la situación de los Derechos Humanos.



22 de marzo de 2012

Grecia: de Pericles a Merkel y Sarkozy


Muy poco duró el anuncio del Primer Ministro griego, Yorgos Papandréu, para convocar un referendum en que el pueblo heleno decidiría si eran aceptables las medidas de ajuste para que Grecia recibiera los fondos del segundo rescate financiero acordado con la Unión Europea.

Apenas venticuatro horas después, el ministro griego de Finanzas, rectificó a su supuesto jefe y dijo que no habría referéndum. La Unión Europea y los gobiernos Alemania y Francia habían reaccionado eléctricamente contra la idea de consultar a quienes terminarán una vez más pagando el rescate de los bancos.

Los mismos que en nombre de la democracia invaden países, bombardean civiles e imponen sanciones no quieren saber de consultas populares cuando las decisiones en las urnas pueden ir contra los intereses de quienes les financian sus onerosas campañas políticas.

Antes, habían votado los mercados, con una convulsión que envió una clara señal de que la democracia los aterroriza. Todo un símbolo, que haya sido en Grecia -cuna de la democracia occidental- donde esta lección democracia haya tenido lugar.

Poco después, las amables sonrisas de los principales líderes occidentales disimulaban el fracaso en la cumbre del G-20, y el rechazo de las economías emergentes como China y Brasil a correr riesgos para resolver una crisis que ellas no crearon.

Peligroso consultar a los ciudadanos que llevan meses protestando, no vaya a ser que como con el método de Pericles en la Atenas de hace más de 2.000 años, termine ganando adeptos la idea de que la soberanía reside en el pueblo.

Con la amenaza de llevar a Grecia a la cesación de pagos y expulsarla del euro, la Unión Europea no sólo pulverizó la idea del referéndum, sino que ordenó formar un “gobierno de coalición”. Este lunes se ha conocido la disciplinada renuncia de Papandreu, con los diputados griegos, sucesores de Pericles, reuniéndose para formar otro ejecutivo y decidir el nombre del nuevo Primer Ministro.

Pues parece ser que en la civilizada y culta Europa la soberanía reside en los banqueros y en los políticos que trabajan para ellos. Y mientras tanto, recorten empleos, reduzcan presupuesto y endéudense más, que Zarkozy y Merkel -defensores de la deudocracia- ya decidieron por el derecho a decidir de los griegos.


21 de marzo de 2012

Nuevo libro de Eduardo Galeano: “Los hijos de los días”

Los hijos de los días, así se llama el nuevo libro de Eduardo Galeano. Tiene forma de calendario. De cada día nace una historia. Ya los hijos de los días se están echando a caminar en librerías de América Latina. Aquí se ofrecen algunos del libro.

MARZO 30

Día del servicio doméstico

MARZO 30  Día del servicio doméstico

MARZO 30 Día del servicio doméstico

MARZO 22

Día del agua

MARZO 22  Día del agua

MARZO 22 Día del agua

ABRIL 28

Día de la seguridad en el trabajo

ABRIL 28  Día de la seguridad en el trabajo

ABRIL 28 Día de la seguridad en el trabajo

AGOSTO 30

Día de los desaparecidos

AGOSTO 30  Día de los desaparecidos

AGOSTO 30 Día de los desaparecidos

SETIEMBRE 11

Día contra el terrorismo

 SETIEMBRE 11  Día contra el terrorismo

SETIEMBRE 11 Día contra el terrorismo

SETIEMBRE 28

Día del derecho a la información

SETIEMBRE 28  Día del derecho a la información
SETIEMBRE 28 Día del derecho a la información

OCTUBRE 12

Día del Descubrimiento

OCTUBRE 12  Día del Descubrimiento
OCTUBRE 12 Día del Descubrimiento

NOVIEMBRE 22

Día de la música

 NOVIEMBRE 22  Día de la música
NOVIEMBRE 22 Día de la música

DICIEMBRE 18

Día del emigrante

DICIEMBRE 18  Día del emigrante

18 de marzo de 2012

El sueño de la Comuna de París

Han transcurrido 140 años desde la derrota en Francia de la primera gran revolución social moderna: La Comuna. Sin embargo, como se clamaba durante la conmemoración de su primer centenario en las calles de Paris, La Comuna no ha muerto. Acontecimiento vivo, jalonado este año 2011 en Francia por decenas de actividades en ciudades, barrios y pueblos (actividades que frecuentemente concluían con el vibrante canto de La Internacional) la gesta de La Comuna y el fraternal recuerdo hacia quienes la defendieron a sangre y fuego, forma parte de la memoria de todos los combates posteriores por cambiar el mundo de base.

La Comuna de París fue un breve movimiento insurreccional que gobernó la ciudad de Parísdel 18 de marzo al 28 de mayo de 1871, instaurando un proyecto político popular autogestionario que para algunos autores se asemejó al comunismo.

Excepcional referente de la posibilidad de “completa emancipación política y económica de los trabajadores, la Comuna, causa del proletariado mundial, sigue viviendo porque encarna la causa de la revolución social”. Reivindicada por el común, la fracasada revolución de 1871 constituye desde entonces estímulo y lección para las más diversas corrientes del socialismo revolucionario.

Rescatar al Courbet militante, de profesión pintor, delegado por el sexto distrito de Paris al Consejo de la Comuna y artífice de la Federación de Artistas, parece también más que apropiado en tiempos de flojera, deserciones y confusión. Nuevos tiempos en que incluso las mejores gentes del ámbito cultural se resignan al corto (aunque necesario) papel, de generosos compañeros de viaje, que legitiman el apoyo a tantas causas de riesgo, aquellas que no encajan en el andamiaje de la corrección política y el engrase del capitalismo realmente existente.Rescatar a Courbet es rescatar al revolucionario que se definía escribiendo “no solo soy socialista, sino también demócrata y republicano, es decir, partidario de cualquier revolución”… y es también retomar el trabajo de un pintor que forma parte por derecho propio de la Gran Historia del Arte como artífice decimonónico de aquellas rupturas ético-estéticas que deseaba capaces de representar lo esencial de su época.

Construyendo identidad como artista y como revolucionario

“Ser capaz de representar las costumbres, las ideas, el aspecto de mi época; ser no solo un pintor, sino un hombre, en pocas palabras, hacer arte vivo, esa es mi intención” escribía Courbet en su catálogo de 1855, ya inmerso en su desafío a la Exposición Universal.Quizá lo más apasionante en Courbet sea el laborioso proceso de autoconstrucción que recorrió desde su nacimiento en 1819, en el seno de una familia de propietarios rurales en el antiguo Franco Condado y la incidencia que en su formación como persona y artista, tuvieron las revoluciones de 1830 y 1848. Experiencias intensas que flanquearon la trayectoria que en el arte le llevó a liderar el movimiento realista y en política, a desempeñar una actividad comprometida y relevante en 1871 durante la insurrección revolucionaria de la Comuna.

Ornans, próximo a Besançon, fue la pequeña patria del primogénito de una familia ilustrada, con plena conciencia del ser ciudadano y partícipe en el derrocamiento del Antiguo Régimen (abuelo jacobino y padre republicano). El ejemplo materno junto al de sus cuatro hermanas, contribuyó a su primera construcción de un tipo femenino positivo de “mujer laboriosa, de sensualidad contenida, trascendida en romanticismo y picardía”. La disidencia respecto a la entronización borbónica de Luis Felipe (Luis XVIII) en 1815, debió pues impregnarle desde su infancia.

Del padre admiró el joven Courbet la honradez y el espíritu filantrópico, además de la confianza en el progreso técnico y la conveniente distribución igualitaria de sus logros. Impregnado por el paisaje regional y atento a los cotidianos avatares de sus convecinos, el realismo de Courbet se incubó entre valores familiares y la mirada atenta y el oído despierto con que vivió su adolescencia rural.

En cuanto al aprendizaje pictórico también lo realizó en la región, en el taller de Flajoulot, discípulo de David, continuando allí hasta el año 1839 en que se trasladó a Paris.Tenía entonces veinte años.

El joven Courbet encontró un Paris que era un hervidero de cambios, una ciudad crisol de crisis social y cultural.En el ámbito artístico de mediado el siglo XIX, Paris se convirtió en la capital de Europa en la que dos corrientes se disputaban la hegemonía: los neoclásicos, discípulos de David, admiradores del arte heroico de la Antigüedad clásica y su bagaje de armoniosas perfecciones y los románticos, como Delacroix y Géricault, imaginativos, fogosamente coloristas y en cierto sentido, mitómanos del exotismo. Las dos tendencias, bien asentadas en los Salones, se amaneraban en manos de los epígonos; con intuitiva reacción Courbet tomará pronto distancias incluso de quienes inicialmente se sintió más próximo, los románticos, que ya se encontraban en pleno deslizamiento esteticista.

En pocos años de búsqueda y tanteos, Courbet se posicionó pues contra los referentes pictóricos instituidos, cultivando un protorrealismo costumbrista (autorretratos, retratos familiares…) realizado sobre formatos pequeños que le abrirán por primera vez en 1844, las puertas del Salón, al que volverá en 1846 y 1847, con el retrato de Baudelaire.Durante ese tiempo, la nueva situación social pareja al desarrollo en Francia de la Revolución Industrial y la diversificación de organizaciones obreras y artesanales, llevará a Courbet a proclamar la necesidad del compromiso y declararse “partidario de los socialistas de todas las sectas”. El período presto a precipitar en la Revolución de 1848, modelaba en Gustave Courbet un estado de “disponibilidad”, ese que en palabras de Lowy “puede llevar a un intelectual a romper con su clase o con la primera clase con que se había identificado; ruptura que produce una situación (…) que puede conducirle a la adhesión intelectual a otra clase” (3). En esos años de gradual emergencia del protagonismo obrero y nuevas posibilidades abiertas a su organización, acción y teoría, Courbet (como un minoritario pero significativo sector progresista de su generación en toda Europa) fue uno de los adherentes a las razones socialistas.

Correlato en el campo del arte fueron las nuevas perspectivas, tan libres como inciertas, que el derrocamiento del Antiguo Régimen había abierto para pintores y escultores desde 1789. La desaparición del corsé protector de los gremios y su jerárquica organización piramidal fue a la par con la diversificación-mutación de la clientela tradicional: monarquía, aristocracia, iglesia.Rotos los gustos antaño cristalizados y surgida una nueva clientela de clases medias nacidas de la extensión de la Revolución Industrial, todo empezó a cambiar y sin embargo “ para el hombre de negocios, el artista era poco más que un impostor que pedía precios absurdos por algo que apenas si podía considerarse un trabajo honrado (…) Aunque las nuevas condiciones tuvieron su compensación, la amplitud del terreno en que escoger y la independencia respecto a los antojos de los clientes (…) abrió un campo de libertad e inseguridad” (4)

La ética política que el linaje jacobino-republicano permitió a Gustave Courbet ubicarse dignamente durante sus primeros años parisinos, mutó pronto en una ciudad en que sociedades secretas y clubs revolucionarios se multiplicaban (más de 600 entonces), el prestigio de insurgentes incombustibles como Blanqui era enorme y la reciente publicación por Proudhon de ¿Qué es la propiedad? constituía referente obligado del nuevo debate social. Además, el protorrealismo de Courbet le situaba como pionero en el espacio cultural abierto tras el inicio de la deriva de la segunda generación de neoclásicos (“David c´est fini”) y románticos-parnasianos. Courbet amplió sus amistades (en Francia el crítico Champfleury y poco después el marchante holandés Van Wisselingh). Su viaje a Holanda en 1847 despejó su horizonte (deslumbrado por Rembrandt), reforzando su concepción del realismo tras el estudio de la pintura holandesa de los dos siglos anteriores y transformando, también, su primer concepto de tipo femenino basado en la citada sensualidad contenida (2) para complejizarlo evolucionando desde el desnudo Dormeuse (1845) al de La blonde endormie, que ya desbordaría ampliamente los presupuestos de neoclásicos y orientalistas.

La revolución de 1848.

El ideario jacobino-republicano que básicamente sustentó al Courbet progresista hasta entonces, estalló definitivamente ese año como un traje demasiado pequeño, cuando a la magnífica revolución de febrero sucedió la sucia revolución de junio.En palabras de Marx, “La revolución de febrero fue una revolución magnífica, gozaba de la simpatía general dado que las contradicciones que más tarde surgieron de ella se encontraban aún en estado latente y la lucha social que constituía su base era todavía de carácter verbal. La revolución de junio, por el contrario, fue una revolución “repugnante”, porque la acción reemplazó a la frase, porque la propia república descubrió la cabeza del monstruo arrancándole la corona que la ocultaba (…) En junio, los obreros parisinos fueron aplastados por un enemigo mucho más fuerte (…) el efímero triunfo de la fuerza bruta ha disipado todas las ilusiones de la revolución de febrero, ha mostrado la disgregación del antiguo partido republicano, la división de la nación francesa en dos partes: la nación de los poseedores y la nación de los obreros. En adelante, la república tricolor no tiene más que un único color, el color de los vencidos, el color de la sangre. Se ha convertido en la república roja” (5)

A partir de entonces, el partido de Courbet será, sin vacilaciones, esa república roja y su recorrido como artista y militante le llevará, 23 años más tarde, a la adhesión y defensa de la Comuna de París.En 1848 abrió sus puertas la Brasserie Andler, en la calle Hautefeuille (6º distrito), epicentro crítico en que se gestó el nuevo movimiento realista; alternaban allí gentes como Proudhon y Baudelaire, pintores como Corot, Daumier y el propio Courbet, además de críticos (Champfleury) y también coleccionistas (Alfred Bruyas). Courbet, que durante los años anteriores se había ocupado en reflejar el mundo pequeño burgués en retratos y cuadros de costumbres “a la holandesa” se resituaría tras el 48 en nuevas coordenadas derivadas del deseo de nutrir su pintura con valores popular-proletarios y en palabras de Clark (6) “posicionándose ante un público doble, uno al que dirigirse (el que considera afín) y otro al que asume como antagonista”.

Se abrió pues a un ciclo de ruptura y búsqueda, que proclamó con el abrupto “¡hay que encanallar el arte!” y efectivamente lo hizo con cuadros como Sobremesa en Ornans, de grandes dimensiones propias del “cuadro de historia” y atmósfera rural en que junto a Courbet y su padre, sentados en modesto comedor, alguien enciende la pipa mientras un músico callejero se ocupa en su violín. La Sobremesa obtuvo el segundo premio en el ambiente propicio del Salón de 1848, pero fue denostado por Ingres: “¡otro revolucionario que será un ejemplo desastroso!” Al año siguiente, cuadros también “encanallados” como Entierro en Ornans y Los picapedreros, se expondrían con éxito en Frankfurt del Main pero al siguiente, 1850, la regresión al Segundo Imperio enrancia el gusto del poder y en el primer Salón Imperial de 1853, Napoleón III la emprende a fustazos contra su cuadro Las bañistas…escandalizado ante un desnudo de mujer campesina (y por tanto… nada charmante, a los ojos del emperador y su reestrenada corte).

De los veinte años siguientes retendremos de Courbet su pintura, siempre oscilante entre el antagonismo y el fraternal testimonio de los avatares cotidianos de los vencidos y sus paisajes, también sus poderosos desnudos femeninos… frecuentemente polémicos (escandalosos para el decadente Gautier, moralizantes para Proudhon, fascinantes siempre: La mujer del papagayo, El sueño, las tres bañistas…). Retendremos también su desafío al tinglado artístico oficial (rechazó participar en la Exposición Mundial de 1855 y montó un barracón anexo con ayuda de Bruyas, donde expuso con gran éxito sus cuadros como estandarte del realismo y el rechazo a la academia) y su amistad con Proudhon y familia y diversos círculos revolucionarios. Pintó a Proudhon, sus hijos y a su esposa y el mismo revolucionario le citaría frecuentemente en sus escritos sobre arte al defenderle como un modelo de enraizamiento social y alabar la función del arte como “defensa de las ideas, conciencia del siglo y estado de la sociedad”.

1871. Courbet y la Comuna

El impulso patriotero que alimentó la aventura bélica de Napoleón III frente a la Prusia de Bismarck, se saldó con el fracaso militar y político. El imperio se desmoronó y de nuevo se proclamó la República como resultado de la revolución parisina del 4 de septiembre de 1870. República burguesa, impotente ante el adversario, asediada por batallones obreros armados y decididos a defender Paris, pero cuyo Gobierno capituló a inicios de 1871, cediendo Alsacia y Lorena y aceptando el pago de 5000 millones de francos como indemnización de guerra. Sin embargo, ese mismo Gobierno sacó pecho frente al movimiento obrero y popular decretando el desarme de la Guardia Nacional y ensayando imponerlo mediante el despliegue de tropas. Días después “Paris se movilizó como un solo hombre para la resistencia y se declaró la guerra entre París y el Gobierno francés, instalado en Versalles” (7).

El 26 de marzo fue elegida la Comuna de Paris que se proclamó el 28. Courbet, elegido por el 6º distrito al Consejo de la Comuna, fue asignado a la Comisión de Enseñanza y elegido presidente de la Comisión de Artes. Había solicitado la demolición de la Columna Vendôme, símbolo de la victoria napoleónica y escrito a los artistas alemanes: “dejadnos vuestros cañones Krupp, los fundiremos junto a los nuestros (y con ellos…) erigiremos un nuevo monumento en la Plaza Vendôme, una colosal columna que será tan nuestra como vuestra, la columna de los pueblos” (8).

Como comunero Courbet impulsó la Federación de Artistas, reforzando la embrionaria asociación que desde mediados de los 60 agrupaba a quienes se posicionaban contra el imperialismo artístico y por el derecho a exponer. Más de 400 acudieron a la convocatoria de Asamblea Fundacional que agruparía a artistas de todo oficio (Bellas Artes y Artes Decorativas).

La Federación, impregnada del espíritu de la Comuna, decretó la enseñanza gratuita en todos sus niveles, la libre difusión de las producciones artísticas frente a las tutelas gubernamentales y la supresión de partidas presupuestarias de mantenimiento de las estructuras burocráticas de las Escuelas de Roma, de Atenas y de la Antigua Escuela de Bellas Artes.En el ámbito organizativo, La Federación de Artistas instituyó la igualdad de derechos entre sus miembros y la elección democrática de su representación mediante un comité elegido y revocable, instrumento de solidaridad y unidad de acción.

Durante el debate en torno a la constitución de un ejecutivo del Consejo de la Comuna (el Comité de Salud Pública) Courbet se alineó con La Minoría del Consejo. La Minoría agrupaba a militantes más sensibles ante el desarrollo de medidas sociales y partidarios de métodos no autoritarios, los propios de la democracia socialista. Fueron así quienes defendieron con más vigor un gobierno directo del pueblo para el pueblo y se opusieron al modelo de ejecutivo defendido por jacobinos y blanquistas, que Courbet consideró anticuado y nostálgico del 1789 (escribía: “empleemos los recursos nuevos del movimiento socialista, los propios de nuestra revolución”). Los minoritarios agruparon a internacionalistas como Fränkel, Serraillier, Pindi, Varlin…y también a socialistas sin partido como Valles y Ostyn (9).

Derrotada la Comuna, Courbet fue detenido el 7 de junio de 1871 y sometido a Consejo de Guerra. Probablemente por su rango como artista ya reconocido en los Salones y en Europa (el mismo Napoleón III le había ofrecido la Legión de Honor, que Courbet rechazó alegando su ideario socialista y republicano) y por su propia actividad en la Comuna (artístico-educativa, no armada) fue solo condenado a seis meses de cárcel y 500 francos de multa.Sin embargo, dos años después, Mac-Mahon, nuevo presidente de la república, propuso la reconstrucción de la columna Vendôme imputando a Courbet los gastos de la obra.

Embargado y condenado a pagar 10.000 francos anuales durante 33 años, Courbet arruinado se exilió a Suiza. Allí murió el 31 de diciembre de 1877.Hace pocos años, la gran exposición conmemorativa de la Comuna en el Museo d´Orsay de Paris concluía con sus dos magníficos cuadros de truchas recién pescadas, en última sacudida agónica. Fueron pintados por Courbet en 1873 y se imponían como punto y aparte tan trágico como esperanzado, tanto como las palabras de Marx en La Lucha de Clases en Francia: “la Revolución ha muerto. Viva la Revolución”.



17 de marzo de 2012

El 17 y 18 en Cádiz. Constituyentes

La aguja va sacando del vinilo las notas de la gaita, el acordeón, el bouzouki, el violín, la flauta, la guitarra, el bodhran… Me llevan hasta las fosas nasales el olor a salitre, a mar, a marineros sacando el pez nuestro de cada día. La música me trae a los oídos los sonidos del monte, el paso pausado de los campesinos que al cruce se saludan: “¡eeii!”, y se contestan: “¡auuh!” bajo el resplandor de la luna, en el camino del bosque sagrado.

Frente a las Islas Cies, una botella de Albariño nos alarga la velada mientras los de abajo reciben a la clase media y a una buena parte de la burguesía urbana y campesina, que con su encanto, va siendo devorada por su propio Saturno sin entender lo que le está ocurriendo.

El camino, lo importante es el camino, la meta es solo el objetivo que nos invita a la experiencia, gritaba el poeta en la soledad de Alejandría.

Yo podría invitarles a ustedes a compartir el asfalto de las ciudades, la luz del sol o de las estrellas, o tal vez a un aquelarre. Pero no a un entierro. Y, sin embargo, en estos tiempos que corren, los vende patrias, los usureros de la globalización actúan con la bandera de la parca controlando nuestro destino desde el principio hasta el fin, nos van descuartizando poco a poco, cercenando nuestras vidas, convirtiéndonos en seres infelices para saciar ellos, los de arriba, su glotonería.

Yo puedo invitarles a ustedes a un nacimiento, o tal vez a una orgía dialéctica, pero no a un entierro. Los sepultureros de este estado que desde las tribunas vociferan, que nos roban por nuestro beneficio, se merecen una respuesta. Y esta solo puede ser de esperanza, de vida, de ilusión.

La constitución de 1978 ha muerto, la han asesinado los mismos que la parieron. Y con ello nos han liberado. Nos ofrecen la posibilidad de recuperar la soberanía arrebatada, de labrar, de sembrar, de forjar en el yunque, de crear en el ordenador, de abandonar la soledad no deseada, de no quedarnos con los brazos cruzados mientras nos pasan a cuchillo.

Apenas unos miles de personas nos hemos adherido a una autoconvocatoria para iniciar un proceso constituyente. Nos hemos dado cita los próximos días 17 y 18 de marzo en la ciudad de Cádiz, coincidiendo con el 200 aniversario de la primera constitución española, “La Pepa”, la más avanzada en su día, que abrió el paso a la emancipación y liberación de las colonias españolas en América.

Apenas unos miles de personas gritando que es necesario abrir un proceso democrático desde la soberanía del pueblo, y apenas unos cuantos cientos abriendo el debate en Cádiz. Pero una sola chispa podría incendiar la pradera.

15 de marzo de 2012

Contra el Asedio a Gaza, Solidaridad con Palestina

CREAR LA ESPERANZA ES UNA FORMA DE RESISTENCIA CONTRA LA OCUPACIÓN Y ES UN ACTO POLÍTICO DE DENUNCIA AL OCUPANTE

La Asociación Al-Quds considera que la ocupación de Palestina es una cuestión que hay que afrontar con un riguroso trabajo de sensibilización, que haga frente al silencio y complicidad de la comunidad internacional frente a este crimen.

Es por ello que la mayor parte de nuestro trabajo y tiempo lo dedicamos a la constante denuncia de la impunidad con la que Israel comete sus crímenes. En nuestras visitas a Gaza, sin embargo, vemos que la población que vive bajo una cruel ocupación y un permanente asedio sufre cada vez más carencias. El sufrimiento de los niños, víctimas inocentes donde las haya es un clamor al que no podemos seguir impasibles.

14 de marzo de 2012

Discurso ante la tumba de Marx en el aniversario de su muerte

DISCURSO ANTE LA TUMBA DE MARX

Pronunciado en inglés por F. Engels en 1883 en el cementerio de Highgate en Londres.

El 14 de marzo, a las tres menos cuarto de la tarde, dejó de pensar el más grande pensador de nuestros días. Apenas le dejamos dos minutos solo, y cuando volvimos, le encontramos dormido suavemente en su sillón, pero para siempre. Es de todo punto imposible calcular lo que el proletariado militante de Europa y América y la ciencia histórica han perdido con este hombre. Harto pronto se dejará sentir el vacío que ha abierto la muertede esta figura gigantesca.

Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza idológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo.

Pero no es esto sólo. Marx descubrió también la ley específica que mueve el actual modo de producción capitalista y la sociedad burguesa creada por él . El descubrimiento de la plusvalía iluminó de pronto estos problemas, mientras que todas las investigaciones anteriores, tanto las de los economistas burgueses como las de los críticos socialistas, habían vagado en las tinieblas.

Dos descubrimientos como éstos debían bastar para una vida. Quien tenga la suerte de hacer tan sólo un descubrimiento así, ya puede considerarse feliz. Pero no hubo un sólo campo que Marx no sometiese a investigación -y éstos campos fueron muchos, y no se limitó a tocar de pasada ni uno sólo- incluyendo las matemáticas, en la que no hiciese descubrimientos originales. Tal era el hombre de ciencia.

Pero esto no era, ni con mucho, la mitad del hombre. Para Marx, la ciencia era una fuerza histórica motriz, una fuerza revolucionaria. Por puro que fuese el gozo que pudiera depararle un nuevo descubrimiento hecho en cualquier ciencia teórica y cuya aplicación práctica tal vez no podía preverse en modo alguno, era muy otro el goce que experimentaba cuando se trataba de un descubrimiento que ejercía inmediatamente una influencia revolucionadora en la industria y en el desarrollo histórico en general. Por eso seguía al detalle la marcha de los descubrimientos realizados en el campo de la electricidad, hasta los de Marcel Deprez en los últimos tiempos.

Pues Marx era, ante todo, un revolucionario. Cooperar, de este o del otro modo, al derrocamiento de la sociedad capitalista y de las instituciones políticas creadas por ella, contribuir a la emancipación del proletariado moderno, a quién él había infundido por primera vez la conciencia de su propia situación y de sus necesidades, la conciencia de las condiciones de su emancipación: tal era la verdadera misión de su vida.

La lucha era su elemento. Y luchó con una pasión, una tenacidad y un éxito como pocos.

Primera Gaceta del Rin, 1842; Vorwärts* de París, 1844; Gaceta Alemana de Bruselas, 1847; Nueva Gaceta del Rin, 1848-1849; New York Tribune, 1852 a 1861, a todo lo cual hay que añadir un montón de folletos de lucha, y el trabajo en las organizaciones de París, Bruselas y Londres, hasta que, por último, nació como remate de todo, la gran Asociación Internacional de Trabajadores, que era, en verdad, una obra de la que su autor podía estar orgulloso, aunque no hubiera creado ninguna otra cosa.

Por eso, Marx era el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo. Los gobiernos, lo mismo los absolutistas que los repulicanos, le expulsaban. Los burgueses, lo mismo los conservadores que los ultrademócratas, competían a lanzar difamaciones contra él. Marx apartaba todo esto a un lado como si fueran telas de araña, no hacía caso de ello; sólo contestaba cuando la necesidad imperiosa lo exigía. Y ha muerto venerado, querido, llorado por millones de obreros de la causa revolucionaria, como él, diseminados por toda Europa y América, desde la minas de Siberia hasta California. Y puedo atreverme a decir que si pudo tener muchos adversarios, apenas tuvo un solo enemigo personal. Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra.

Karl Marx nació un 5 de mayo de 1818 en Tréveris, entonces Prusia. Filósofo, economista y político, creador del socialismo científico estudió Derecho, Filosofía e Historia en las Universidades de Bonn y de Berlín. Excluido de la carrera universitaria por razones políticas se dedicó al periodismo lo que le permitió entrar en contacto con la problemática social alemana, comprender el Estado como órgano de organización y de poder y conocer las ideas socialistas. En París, donde emigró en 1843 se dedicó al estudio de los socialistas utópicos franceses hasta que expulsado se trasladó a Bruselas. En 1847 y junto con su amigo Engels ingresó en la Liga Comunista. El estallido de la revolución de 1848 provocó su expulsión de Bélgica y tras una breve estancia, de nuevo, en París se trasladó a Alemania. Y de nuevo, también, tras el fracaso de la revolución fue expulsado de Alemania volvió a residir en París y se instaló definitivamente en Londres.

Los años que siguieron fueron muy duros en cuanto a privaciones económicas y tragedias varias familiares. KarlMarx, el agitador alemán, el filósofo, el buen amigo de Engels, el personaje lleno de deudas y traje sucio, el político revolucionario en perpetua mudanza y perseguido por los acreedores vivió 34 años de su vida en Londres. Aquí escribió sus obras más importantes, incluida El Capital. La ciudad nunca le consideró, sin embargo, como algo verdaderamente suyo, es más a lo largo de su vida Londres le obligó a luchar permanentemente contra la pobreza, y a su entierro asistieron sólo veinte personas. Cuando Karl Marx llegó a Londres tenía 31 años, estaba casado y tenía tres niños, había sido expulsado de Bruselas y de Colonia y no tenía casi dinero. Su mujer, Jenny Von Westphalen, cuatro años mayor que él, procedía de una familia noble, pero ninguno de los dos poseía una fortuna personal. La única fuente de ingresos un poco regular de Marx fueron los artículos que escribía para el periódico New York Dayli Tribune.

El Londres de la época tenía 2,5 millones de habitantes, atravesaba una crisis de crecimiento económico y comercial, pero ya había 620 autobuses tirados por caballos. Una curiosidad, la primera estación de Metro se inauguró veinte años antes de que muriera, y la primera escuela pública, trece años antes. Sin embargo, las condiciones de vida eran muy difíciles para las clases más populares. Los casos de cólera y, sobre todo, de tifus eran frecuentes, y las condiciones higiénicas de la mayor parte de las casas, desastrosas. La mayoría no poseían agua corriente ni instalaciones sanitarias individuales por lo que el inicio de la vida londinense de Marx y los suyos fue más bien desagradable. Poco después de nacer su cuarto hijo, Henry, que no llegaría a cumplir el año, los alguaciles se presentaron en el pequeño apartamento en el que vivían, y les expulsaron sin contemplaciones por falta de pago.

Tras una breve estancia en un hotel en Leicester Square, Marx decidió trasladarse al Soho. En el numero 28 de Dean Street encontraron un apartamento de dos habitaciones, donde vivirían seis años. En esta casa nació otra hija, que tampoco lograría superar el primer año de vida. Allí moriría también, a los ocho años y por culpa de la tuberculosis, Edgar, un despierto chiquillo al que su padre adoraba. En el entierro del niño, los amigos de Marxtuvieron que arrastrarle fuera del cementerio porque quería arrojarse a la tumba.

El apartamento de Dean Street era diminuto, absolutamente insuficiente para una familia numerosa, incrementada con la fiel Lenchen, que vivió siempre con ellos y con la que Marx tuvo un hijo, Henry Friedrich, que todo el mundo atribuyó a su gran amigo Engels. Un Engels que nunca tuvo hijos, y que aceptó la paternidad para evitar el escándalo, y que ocultó tan bien el engaño que la mujer de Karl y sus hijas nunca lo supieron. Seis personas, tres de ellas niños, en dos habitaciones donde el silencio y el orden resultaban imposibles.

Marx contaba con un despacho para él solo. Sus artículos en el periódico neoyorquino no le interesaban mucho, pero eran su única fuente de ingresos regular. Los escribió al principio con la ayuda de Engels, porque no se sentía suficientemente seguro con su inglés. Esta fue una de las peores épocas de su vida. El desorden que le rodeo no le impidió acudir regularmente a la sala de lectura del Museo Británico, donde preparó muchas de sus mejores obras. Marx iba por las mañanas, dando un paseo a pie; se instalaba en el pupitre 07 y estudiaba, caliente y rodeado de silencio, los libros y los periódicos de consulta que necesitaba. La biblioteca del museo era, y es, una de las mejores de Europa. Contaba entonces con siete millones de volúmenes y recibía casi un millón de visitantes anuales. La sala de lectura, que se mantiene abierta aún hoy y que sigue siendo utilizada por estudiosos y estudiantes, tiene una gran cúpula que irradia la luz natural; pero en aquella época, sin luz eléctricaMarx tenía que marcharse cuando empezaba a oscurecerse a las cuatro de la tarde.

Cuando el periódico norteamericano decidió suprimir su colaboración, Marx intentó obtener un trabajo fijo en las oficinas del ferrocarril. Fue rechazado por culpa de su mala letra. Además era un apátrida, porque el Reino Unido siempre le negó la ciudadanía británica. Dos pequeñas herencias solucionaron el problema y así, a los 46 años,Marx tuvo, por primera vez, un despacho para el solo, la familia entera se volvió a mudar a una casa en el mismo barrio el numero 1 de Maitland Park, sus tres hijas Laura, Eleonor y Jenny recibieron una buena educación pues fueron a escuelas privadas y estudiaron música y danza.