25 de febrero de 2012

San Martín y la independencia americana

José Francisco de San Martín (Reducción de Yapeyú, Virreinato del Río de la Plata, 25 de febrero de 1778 - Boulogne-sur-Mer,Francia, 17 de agosto de 1850) fue un militar argentino, cuyas campañas fueron decisivas para las independencias de la Argentina, Chiley el Perú.

El 6 de diciembre de 1783, con aún cinco años, y previa estadía en Buenos Aires, viajó a España con su familia pues su padre había sido destinado a Málaga. Comenzó sus estudios en el Real Seminario de Nobles de Madrid y en la Escuela de Temporalidades de Málaga en 1786. Ingresó posteriormente en el ejército haciendo su carrera militar en el Regimiento de Murcia. Combatió en el norte de África y luego contra la dominación napoleónica de España, participando en las batallas de Bailén y La Albuera. Con 34 años, en 1812, habiendo alcanzado el grado de Teniente Coronel, y tras una escala en Londres, partió a Buenos Aires, en donde se le encomendó la creación delRegimiento de Granaderos a Caballo (que hoy lleva su nombre), el cual logró el triunfo en el Combate de San Lorenzo. Más tarde se le encomendó la jefatura del Ejército del Norte, en reemplazo del General Manuel Belgrano. Entonces concibió su plan de emancipación sudamericana, comprendiendo que el triunfo patriota sólo se consolidaría al eliminar los núcleos realistas en el continente.

Nombrado gobernador de Cuyo, con sede en la ciudad de Mendoza puso en marcha su proyecto: tras organizar al Ejército de los Andescruzó con el mismo la cordillera del mismo nombre y lideró la liberación de Chile, en las batallas de Chacabuco y Maipú. Utilizando a una flota organizada en Chile, atacó el centro del poder español en Sudamérica, la ciudad de Lima, declarando la independencia del Perú en 1821. Poco después se encontró en Guayaquil con Simón Bolívar, y tras una breve entrevista le cedió su ejército y la meta de finalizar la liberación del Perú. San Martín partió hacia Europa, donde murió el 17 de agosto de 1850.

Junto con Bolívar es considerado el libertador más importante de Sudamérica de la colonización española. En la Argentina se lo reconoce como el padre de la Patria y se lo considera el principal héroe y prócer nacional. En el Perú, se lo reconoce como libertador del país, con los títulos de «Fundador de la Libertad del Perú», «Fundador de la República» y «Generalísimo de las Armas». En Chile su ejército le reconoce el grado de Capitán General.

El 6 de septiembre de 1811 renunció a su carrera militar en España. San Martín le solicitó a su jefe un pasaporte para viajar a Londres y de allí dirigirse a América para participar de la insurrección contra España. Su jefe se lo concedió junto con cartas de recomendación, entre ellas una para Lord Macduff, y partió el 14 de septiembre de ese año para vivir en el número 23 de la calle Park Road en el distrito de Westminster, en Londres. Allí se encontró con compatriotas de la América española: Carlos María de Alvear, José Matías Zapiola, Andrés Bello y Tomás Guido, entre otros.

Según algunos historiadores, aquellos formaban parte de la Gran Reunión Americana, sociedad de presuntas filiaciones masónicas, fundada por Francisco de Miranda, quién junto a Simón Bolívar, ya luchaba en América por la independencia de Venezuela. Hay quienes opinan que, ya dentro de la hermandad, se relacionó con políticos británicos que le hicieron conocer el Plan de Maitland, una estrategia para que América se liberara de España.

El 19 de enero de 1825 apareció una nota en el periódico "La Belge Ami du Roi et de la Patrie" ("La Bélgica Amiga del Rey y de la Patria") que informaba que Jean Henri Simon, grabador de Su Majestad, había sido comisionado por el gobierno para confeccionar diez medallas con efigies de hombres célebres, entre los que se contaba un remoto militar sudamericano, un tal José Francisco de San Martín. La medalla es el único retrato autentificado de San Martín de perfil, y lleva el enigmático texto "La III perfecta amistad const., Bruselas, 7 de julio, al General San Martín, 1825". Simon era un destacado masón. Muchos historiadores se han planteado si, en realidad, esta condecoración no era un reconocimiento de la masonería.

San Martín, con alguna breve interrupción, vivió exiliado en Bruselas entre 1824 y 1830, mientras Bélgica aún era parte del Reino de los Países Bajos. Desde allí remitió una carta a su compañero y amigo inglés, el general William (Guillermo) Miller acerca de su pertenencia a una sociedad secreta porteña de origen europeo, la Logia Lautaro: "No creo conveniente hable usted lo más mínimo de la logia de Buenos Aires: éstos son asuntos privados y que aunque han tenido y tienen una gran influencia en los acontecimientos de la revolución de aquella parte de América, no podrían manifestarse sin faltar por mi parte a los más sagrados compromisos".

Unas décadas después, alguien sí hablaría. El ya muy anciano general José Matías Zapiola (murió centenario en 1885) compañero de San Martín en la Logia y en su campaña libertadora, reveló a Bartolomé Mitre la existencia de la organización, sus duras luchas internas y la ruptura definitiva entre sus dos líderes, San Martín y Carlos María de Alvear, que terminaría con la victoria de este último y el obligado ostracismo del primero.

Pero para entender qué era la Logia Lautaro tenemos que remontarnos a fines del siglo XVIII y a las relaciones de un revolucionario venezolano con una potencia extranjera.
En 1811, en Cádiz, se había fundado la Logia Lautaro. Su nombre hacía honor a un caudillo araucano del siglo XVI, que llamó a su pueblo a sublevarse contra los conquistadores, pero también era un símbolo del propósito de la logia: "expedición a Chile" (¿recuerdan el plan Maitland?). Este secreto sólo se revelaba a los iniciados al tiempo de juramentarse (

En su inicio fue dirigida por José de Gurruchaga, y entre su miembros se contaban los venezolanos Santiago Mariño, Andrés Bello, Luis López Méndez y Simón Bolivar, el italiano Franco Isnardi, el mexicano José María Caro, los chilenos Bernardo O'Higgins, José Miguel Carrera y el padre José Cortes de Madariaga, el sacerdote paraguayo Juan Pablo Fretes y los argentinos José de San Martín y Tomás Guido.

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