Los ‘otros’ mártires olvidados por la Iglesia
sacerdotes presos en Carmona
La Beatificación masiva de más de 500 religiosos asesinados durante la Guerra Civil Española y la Revolución de Asturias en 1934 ha levantado ampollas en un sector de la sociedad. Algunos de los críticos de Tarragona 2013 acusan a la Conferencia Episcopal y al Vaticano de dar la espalda a los otros mártires de la contienda española, sobre todo a los sacerdotes vascos e izquierdistas que fueron ejecutados por el régimen de Franco.
Los detractores de Tarragona 2013 han criticado a la Iglesia por beatificar solamente a los mártires de “un bando” de la Guerra Civil. Sin embargo, fuentes eclesiásticas recuerdan a este periódico ante el aluvión de críticas que están recibiendo en la última semana que la consideración de mártir se otorga exclusivamente “a aquellas personas que fueron asesinadas por odio a la fe y no por motivos políticos ni actos de guerra”.
Para la Plataforma para la Comisión de la Verdad, la Iglesia tendría que pedir perdón por el apoyo que dio a Franco durante la Guerra Civil y por “legitimar la represión posterior”. Esta plataforma, que aglutina a más de 100 asociaciones de Memoria Histórica, ha enviado una carta al papa Francisco en la que le piden que suspenda la ceremonia porque se trata de “un acto político de afirmación franquista”.
Los curas vascos fusilados por Franco
La represión franquista en el País Vasco afectó no solo a miembros de la CNT, PSOE y el Partido Comunista sino a cientos de nacionalistas vascos, muchos de ellos católicos prácticantes. Entre ellos había varios sacerdotes y religiosos que fueron ejecutados por los nacionales en el verano de 1936 por su proximidad al PNV y su fiel apoyo a la República. Iñaki Goioaga, historiador de la Fundación Sabino Arana, recuerda en declaraciones a ZoomNews que “la mayoría murieron ejecutados en Guipúzcoa antes de octubre de 1936. Fue una represión en caliente. Se dice que el Requeté de Navarra llegaba a cada población conquistada con una lista de sacerdotes a ejecutar. Se les fusilaba sin juicio previo para no dejar rastro”.
El historiador asegura que a varios de esos religiosos que murieron en manos de los franquistas “se les hacía ver que estaban en libertad, firmando ellos mismos la orden de liberación. Después se les llevaba a una cuneta. Era un intento de encubrir las barbaridades que estaban haciendo”.
El jesuita que desafió al ‘Caudillo’
Para muchos nacionalistas vascos, el padre José Artiztimuño Olaso es uno de esos mártires religiosos que “tendría que haber sido beatificado” en Tarragona 2013. Nacido en Tolosa en marzo de 1986, este jesuita fue miembro del PNB y cofundador del sindicato vasco eLa-STv. Con el seudónimo de ‘Atizol’ escribía numerosos artículos de prensa y participaba en varios certámenes de poesía. Al comenzar la sublevación y temiendo por su seguridad se refugió en la localidad vascofrancesa de Lapurdi, a 15 kilómetros de Bayona. El 15 de octubre de 1936 tomó la decisión de regresar a Bilbao: allí estaba su familia y el grueso de sus amigos. Cogió el buque Galerna que le tendría que llevar a Bilbao, todavía bajo control del Frente Popular. Nunca llegó a la capital vizcaína.
En alta mar, el buque fue apresado por la armada franquista y el padre Artizmuño fue detenido y trasladado a la cárcel de Ondarreta. Tras ser sometido a todo tipo de torturas y vejaciones, el jesuita murió fusilado en el cementerio de Hernani junto a otro centenar de presos. Años más tarde su cadáver desaparecería de este cementerio y sería trasladado, posiblemente, al Valle de los Caídos.
Otros sacerdotes olvidados
Lejos del País Vasco, el párroco de Los Corrales (Huesca), José Pascual Duaso también moría asesinado por un grupo de falangistas el 22 de diciembre de 1936. Miembro de una familia de izquierdas, a Pascual lo matarían de una manera premeditada y fingiendo un altercado vecinal en la víspera de Nochebuena.
El sacerdote mallorquín Martín Usero también murió en circunstancias similares después de que se conociera que había ayudado a escapar de la isla a un grupo de republicanos durante los primeros días de la Guerra Civil Española. El nombre de Usero tampoco aparecerá en la beatificación Tarragona 2013.
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