Ganan la austeridad y el euro, pero pierde Grecia
Los mismos que han llevado a Grecia a la quiebra revalidan sus puestos en el poder. Con el 98’6% de los votos escrutados, Nueva Democracia (ND) gana las elecciones con 79 escaños que, sumados a la prima de los 50 concedidos al partido más votado, suman 129. En segunda posición queda la coalición de izquierda Syriza, con 71 escaños.
Ante estos resultados, y descartada la opción de no formar gobierno tras las fallidas de las elecciones de mes y medio atrás, lo más probable es que se constituya un gobierno de coalición entre los dos partidos hasta ahora dominantes en el país, desde 1974. Hoy mismo empiezan las negociaciones.
Europa y el mundo entero estaban pendientes de las elecciones griegas: estaba en juego la permanencia del país helénico en la Unión Europea, lo que determinaría el futuro de España y del sueño Europeo que tanto está costando construir. Grecia está dividida entre los que apuestan por Europa, encabezados por ND y Pasok, y los que sólo aceptarían la permanencia si cambian las condiciones impuestas por Bruselas, encabezados por Syriza. Finalmente, lo más probable es que los que llevaron el país del desastre, revaliden sus asientos.
Es verdad que, tras la desesperación que la economía griega vive desde hace ya tres años, se podría decir que el país ha pasado del bipartidismo puro y duro a la polarización, con la caída del Pasok en beneficio de Syriza y la pérdida de posiciones de ND en favor de pequeños partidos de la derecha. Sin embargo, el resultado sigue siendo el mismo: gana las elecciones Antonis Samarás (ND) y, con la suma de los votos del Pasok, se crea gobierno. Lo que conlleva la obediencia ciega de las órdenes que Europa dicta si Grecia quiere mantenerse en el club.
Éste es el peor resultado que podía obtener el país. Los responsables políticos que han llevado a Grecia a la desgracia son los que se supone que la llevarán a flote en unos años. Esto no se lo cree nadie. La mejor solución para Grecia (que no para la Zona Euro) es un cambio de gobierno con nuevas caras y un nuevo plan de país que, si cree necesaria la salida del euro para dar un respiro a la sociedad, lo plantee.
Grecia empezó con mal pie su entrada en la Unión: falsificó sus datos para poder unirse al club, pero éstos no han salido a la luz hasta que el gobierno se ha visto acorralado por la crisis y se ha visto obligado a hacerlos públicos. A partir de aquí, se enciende la alarma en Europa y, finalmente, se ejecutan dos recortes que han encogido la economía griega en casi un 70% en diez años y se le rescata desde Europa con 172.000 millones de euros. Sin embargo, los desequilibrios del país siguen siendo graves: la actividad económica está casi paralizada y la tasa de paro está a la altura de la española, con un 25%.
Ante esta situación, y con una deuda impagable, el más que probable futuro gobierno plantea las mismas políticas seguidas hasta ahora: seguir recortando, mientras el país aguante. En teoría, la formación de un gobierno conservador y obediente a Bruselas debería calmar los mercados y aliviar a países que siguen sus pasos, como España. Veremos qué pasa.
Samarás pide más tiempo y comprensión para reducir su déficit ante la desesperación que está viviendo su sociedad. Pero Alemania mantiene plazos y restricciones. Incluso se especula con que el objetivo de Merkel es expulsar a Grecia del euro y de la Unión Europea, para que los demás socios comprueben que no cumplir con lo que exige Berlín tiene un precio.
En este sentido, la jugada ha salido al revés: se apuesta por Europa y quizás el mismo continente echa al supuesto culpable de la crisis europea del club. Grecia tendría que haberse mirado el ombligo: pensar en sus ciudadanos y en su situación económica, pero ha optado por lanzar su mirada hacia Europa. El resultado puede ser desastroso, todo dependerá de la comprensión de Alemania hacia el país helénico y del aguante de la sociedad griega.
18 de junio de 2012
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