31 de octubre de 2007

Graco Babeuf... y «La Conspiración de los Iguales»


«¡Pueblo! despiértate en la Esperanza»



EDITORIAL

Este blog se inspira en uno de los más importantes precursores de la lucha social del movimiento obrero, Francisco Emilio Babeuf, revolucionario francés que participó en algunas de las más memorables jornadas de la revolución francesa de 1789. Graco Babeuf, así se hizo llamar como tributo a la república romana más radical que tanto admiró, encabezó el movimiento conocido como «La Conspiración de los Iguales» que pregonaba la democracia radical y la abolición de la propiedad privada, pues veía en ella la verdadera fuente de toda injusticia y desigualdad social.

Decía Babeuf: «La naturaleza nos ha dotado de un derecho igual para el disfrute de todos los bienes, el fin de la sociedad es defender esa igualdad atacada frecuentemente por el fuerte y el malo, y aumentar de forma colectiva los disfrutes comunes». En este breve pensamiento de Babeuf está claro su sentido socialista, su deseo de terminar con la injusticia y la desigualdad que acarrea la propiedad privada, y sustituirla por un sistema más equitativo, igualitario y comunitarista.

El objetivo de este espacio es que se convierta en instrumento, una herramienta de la caja de herramientas, de una nueva y más modesta «conspiración de los iguales» de quienes quieran encontrarse y compartan una visión crítica de la sociedad, de quienes defienden que «otro mundo es posible» desde el comunitarismo y la democracia radical, de quienes luchan por la igualdad y la libertad, de quienes no se olvidan de la fraternidad, de quienes respetan y quieren a los demás.

Graco Babeuf, que nació en 1760, murió decapitado por conspirar contra el directorio en 1797. La cabeza está para pensar o no sirve para nada, por eso admitiremos que nos la puedan cortar por lo que se escriba en este espacio. La historia la hacen los valientes y de valientes están llenos los cementerios, merecerá la pena caer aunque sea sólo por ellos, por su lucha y por su memoria.

La provocación y la irreverencia serán nuestras armas. La única forma de alcanzar la utopía, hacer posible lo imposible, será intentando romper los límites, situándose al margen de lo políticamente correcto, siendo transgresor y radical en el planteamiento, equivocándose muchas veces, diciendo «las verdades del barquero» y pensando con nuestra propia cabeza aunque nos la corten.

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